Los motivos que hicieron que Francisco no gane el Nóbel de la Paz

Mundo

Las agencias lo daban como el candidato más fuerte. Las acciones que llevó adelante desde que fue elegido Sumo Pontífice en marzo de 2013 lo respaldaban. Sin embargo, el comité de la Academia Sueca no lo entendió como suficiente.

Pese a que el papa Francisco participó en las negociaciones para que comenzara el diálogo entre los Estados Unidos y Cuba tras décadas de embargo, se reunió con las FARC para bajar el tono del enfrentamiento que mantienen con el gobierno colombiano, pidió al mundo entero que se solidarice con los refugiados de África, y se impuso firme contra los autores de actos de pederastia, entre muchas acciones más; este año el Premio Nobel de la Paz fue para el Cuarteto de Diálogo Nacional Tunecino, cuatro organizaciones de la sociedad civil que consiguieron una decisiva contribución a la construcción de una democracia plural en Túnez tras la Revolución de los Jazmines en 2011.

 

No es la primera vez que se espera que un papa sea galardonado. Durante la mayor parte de su papado, Juan Pablo II fue un candidato fijo a este premio. El Sumo Pontífice trabajó arduamente para evitar todo tipo de violencia, como los conflictos de la guerra del Golfo y la invasión de Irak.

Hace algunos días, Geir Lundestad, quien ha sido durante los últimos 25 años secretario del comité noruego que se encarga de entregar el premio, publicó un libro (Secretario de la Paz) en el que se anima a develar algunos trapos sucios de la Academia.

Por ejemplo, afirma que a su entender fueron varios los ganadores que en verdad no merecían ese reconocimiento y entre ellos cita a Wangari Muta Maathai, la activista política y ecologista keniana que en 2004 recibió el Nobel por «sus contribuciones al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz»; y particularmente al presidente de Estados Unidos Barack Obama, sobre quien dice: «En retrospectiva, podríamos decir que fue sólo parcialmente correcto», de acuerdo a lo publicado por el diario español El Mundo.

Pero una de las claves que da a conocer Lundestad en su libro es la razón por la que un religioso de la Iglesia católica jamás recibió en Nobel: un ex miembro del comité, el político y religioso luterano Gunnar Stålsett, sería un obstáculo difícil de derribar a la hora de decidir que un Papa católico reciba el premio.