Los condenados por el triple crimen de General Rodríguez siguen dando que hablar. Luego de la fuga del penal de Alvear y el violento raid delictivo que protagonizaron semanas atrás, Cristian Lanatta, uno de los presos recapturados, debió ser hospitalizado por un cuadro febril.
Elizabeth Gasaro, su abogada, contó que Lanatta tuvo que ser trasladado por una fiebre de 39 grados y un cuadro de diarrea. Según dijo, habría sido picado por «un mosquito en Santa Fe», donde estuvo prófugo de la Justicia y terminó detenido en la localidad de Cayastá. «Hay temor de que haya sido el dengue», afirmó.
«Sigue con fiebre y sufre mucho el calor. Un mosquito lo picó en Santa Fe, pero todavía no tenemos el diagnóstico», comentó su asesora letrada al portal Big Bang News, quien aclaró que fue trasladado el martes desde Ezeiza, donde estaba detenido, al hospital Santojanni para que le hagan los estudios.
Más cauto, otro de los abogados, Humberto Próspero, señaló por entonces que «lo único» que podía confirmar es que Lanatta «padecía cuadro febril hace 72 horas» y que tuvieron que movilizarlo para recibir asistencia médica porque el penal «no tenía tal complejidad» para efectuar los análisis.
Fuentes del Servicio Penitenciario dijeron esta tarde que los exámenes practicados al recluso descartaron que se trate de dengue. En rigor, los estudios arrojaron que padece una faringitis leve.
Cristian Lanatta no es el único con problemas de salud. Mientras Schillaci se somete a un tratamiento psiquiátrico, Martín Lanatta está medicado por presión alta.
A un mes de la fuga que puso en vilo al país, los asesinos de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina están padeciendo su retorno a prisión. Se quejan de su aislamiento, la poca comida y la falta de ventiladores en el penal.
El dispositivo que vela para que no se vuelvan a escapar es riguroso. Martín Lanatta está en el módulo 4 del penal de Ezeiza, Víctor Schillaci en el módulo 3 y Cristian Lanatta en el módulo de ingreso. Sus celdas son requisadas cada vez que entran y salen. Los módulos, integrados por pabellones, tienen doble valla metálica y sensores antiescalamiento.