Pondrá a disposición una página de internet y exigirá a los supermercados actualizar allí sus listas de precios, para que el consumidor pueda comparar. Habrá multas para las cadenas que no brinden la información
En medio de la escalada inflacionaria como contexto de las primeras discusiones paritarias, el Gobierno decidió lanzar un sistema para controlar la suba de precios «en tiempo real», vía internet, ya sea desde una computadora o teléfono móvil.
¿Cómo funcionará? el Ministerio de Producción pondrá a disposición una página web donde los supermercados de todo el país deberán subir las listas de precios actualizadas diariamente, para que los consumidores puedan así comparar y comprar donde más les convenga.
El Director Nacional de Defensa del Consumidor, Fernando Muiño, estará a cargo del nuevo programa de control, y en principio será obligatorio para las grandes cadenas de supermercados de todo el país, mientras que los pequeños y medianos comerciantes la adhesión será optativa.
En caso de incumplimiento, las sanciones a aplicar serán las previstas en las actuales leyes de Lealtad Comercial (art. 18) y de Defensa del Consumidor (art. 47).
El plan se implementará en etapas y comenzará con los productos de la canasta básica. El objetivo es que funcione como «un mecanismo permanente», informó el diario Clarín.
A ello sumará el relanzamiento de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), un organismo que ya funcionaba con el gobierno anterior y logró llevar a la Justicia diversos casos de abuso y «prácticas monopólicas».
Con estas herramientas, el presidente Mauricio Macri y todo su equipo económico intentan llevar la inflación al 25 por ciento anual que estiman para 2016, tarea que se prevé titánica teniendo en cuenta la suba de precios de los últimos dos meses.
El ministro de Interior Rogelio, pidió a los gremios un «voto de confianza» en que se logrará cumplir con una pauta inflacionaria «menor del 25 por ciento» para este año, y negó que el gobierno vaya a poner «un techo» a la negociación salarial en paritarias, tal como había deslizado el ministro de Trabajo Jorge Triaca, y refrendado su par de Finanzas, Alfonso Prat Gay.
«Lo que pedimos es que acompañemos a esa pauta de menos del 25 por ciento», dijo Frigerio. Sin embargo, reconoció que «nos podemos equivocar porque no somos infalibles» aunque remarcó que «lo que sí hemos dado muestras claras que cuando nos equivocamos corregimos el rumbo».
Preocupación por el precio de la carne
Ayer, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, aseguró que el precio de la carne «ha bajado sustancialmente», pero no lo suficiente, ya que calculó que el asado tendría que costar 90 pesos el kilo en los comercios.
Buryaile apuntó que el asado «llegó a estar a 140, 150 y 160 pesos» en algunos comercios, aunque indicó que «hoy uno ve y constata que el precio «ha bajado respecto a eso en alrededor de un 20 por ciento» y se vende a «110, 105 pesos».
No obstante, el ministro señaló por radio La Red que «a nuestro entender todavía sigue siendo alto porque el precio de salida de industria de la costilla es de 65 pesos».
Buryaile atribuyó el actual descenso del precio a que «no se consume costilla y entonces (los comerciantes) van a tener que empezar a congelar la costilla» porque sostuvo que «la lógica es que si la gente se comporta, analiza los precios» y va a dejar de consumir si está cara.
El vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal, Alberto Williams, criticó hoy al ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, al considerar que su razonamiento sobre los valores cárnicos «están muy lejos de la realidad» a instancias de los precios que ofrecen frigoríficos y el comercio minorista.
«Me llama la atención que un secretario de agricultura y ganadería no esté informado de lo que es una media res, trabajada en una carnicería», expresó Williams.
Consultado por radio La Red sobre la afirmación de Buryaile respecto a que el asado debería exhibir un valor promedio de $ 90 por kilo, Williams manifestó: «el kilo de asado de vaca está entre 40 y 45 pesos; el de novillo pesado, de 80 a 90; y el de carne chica, un animal de feedlot, está entre 100 o 110 pesos: la carne no es toda igual, depende de cada categoría».
«Los carniceros, por cada 100 kilos comprados, tenemos 80 de carne, y el 25 por ciento lo perdemos en grasa y desperdicios. Cuando se hace el promedio, con 24 cortes, se llega a eso», explicó el directivo de la asociación de carniceros porteños.