Si bien hoy por hoy se cuestiona todo, resulta llamativo que la obra de arte que ejecutas Milo Lockett en el viaducto de la autovía Nicolás Avellaneda haya generado tantas críticas, fundamentalmente, de organismos relacionados al arte. El más enojado fue el titular de Fundación Urunday, Fabriciano Gómez, quien se mostró ofuscadísimo por el designio de Capitanich.
Lo llamativo del caso es que se cuestione el monto que le abonó al artista por hacer tremenda tarea: $700.000. Para lo que se invierte en cada ejecución de obra en la provincia y en los municipios, no parece una cifra descabellada. Al contrario, teniendo en cuenta lo que sale un cuadrito del artista de trascendencia nacional, pareciera que Lockett le hizo precio a Capitanich.
Justamente el intendente salió a defenderse de las acusaciones y sostuvo que el 70% de ese monto fue para pinturas y compra de materiales.
Vale resaltar que esta obra son 3200 metros cuadrados. Por eso no parece ser una erogación de dinero “inflada”, al contrario, suponemos que Lockett hizo “precio de amigo” o bien donó sus honorarios.
INTERNA
La realidad es que quien puso el grito en el cielo fue alguien afín a la gestión Capitanich, Fabriciano Gómez, que es el responsable de la organización de cada Bienal que se realiza en la ciudad.
Según denunció el titular de Fundación Urunday, “Hace cuatro años se viene trabajando en un desafío de intervención junto a dos arquitectos paisajistas”.
“En su fundamentación y posterior ejecución predominó la instalación de enredaderas, que llevan su tiempo de crecimiento, pero que cualquiera que pasa por allí puede comenzar a apreciarlas. La idea es generar una continuidad paisajística, manteniendo el verde y la naturaleza como relevancia en el paisaje urbano”, contó “El que autorizó esto no tiene perdón de Dios”, sentenció.
Sin embargo, a la fecha no se apreció nada de esa obra de “Paisajismo” a la que hace referencia Fabriciano Gómez, mientras que la obra que ejecuta Locket cambió notoriamente el paisaje.
INTERESES
Desde distintos sectores aseguran que se trata de una cuestión de celos, mientras que otros van más allá y aseguran que el problema de Gómez es que quedó “afuera de la repartija”.
Por otra parte, existen cuestionamientos por la idea de realizar esta obra que es “innecesaria”, habiendo muchas otras cosas que se pueden realizar con ese dinero.
Sin dudas, este último parece un pensamiento acertado; no obstante, es real que haber designado a Milo Lockett para encarar este proyecto fue un acierto, ya que es el artista chaqueño que trascendió las fronteras y que siempre está a la hora de dar una mano solidaria.