Una vez más, el festival más federal de rock del país tiñó con color, vida y música el aeródromo de Santa María de Punilla durante tres días (del sábado 6 al lunes 8), en los que se reunió a más de 140 bandas y a los que asistieron casi 100 mil personas.
La banda uruguaya irrumpió sobre el escenario después de la una de la madrugada, al igual que las agrupaciones que en los anteriores fueron las encargadas la cerrar cada jornada tras más de diez maratónicas horas de música.
La formación, liderada por el argentino Emiliano Brancciari, arrancó media hora después de que subieran Los Gardelitos al escenario temático que estuvo sonando con rock barrial desde las tres y media de la tarde.
El público variado y vivaz fue congregándose frente al escenario central para ser parte del recital de una de las formaciones extranjeras más convocantes de los últimos tiempos.
Con un florido recital, NTVG eligió temas como «Sin pena ni gloria», que la banda interpretó junto a Fernando Ruíz Díaz, «Mi demente» , «La puerta de atrás» y «Clara», junto a sus pares uruguayos Agarrate Catalina, «De música ligera», de Soda Stereo, y «Verte reír», con Bersuit Vergarabat, entre otros clásicos, para su show en Cosquín.
Otra de los grandes momentos de la noche fue el regreso de Bersuit Vergarabat, que se presentó en el escenario central de Cosquín Rock después de doce años de ausencia y en medio de la gira de su álbum «La nube rosa», que refleja -según afirmaron los músicos- «un cambio de paradigma» en la nueva etapa de la banda que ya ostenta tres álbumes desde la partida del Pelado Cordera.
Sin embargo, Juan Subirá (teclados y voz), Carlos Martín (batería), Pepe Céspedes (bajo), Daniel Suárez, Germán «Condor» Sbarbati (voces) y Alberto Verenzuela (guitarra y voz), decidieron no adelantar ninguna canción de su nuevo trabajo sino esperar a la presentación oficial, que se desarrollará en Buenos Aires.
El recital, repleto de clásicos, hizo bailar al público con canciones que hoy se leen atemporales, con las que la gente pareció recrear la misma euforía que generaba la banda hace algunos años con la carismática presencia de Cordera.
Entre ellos, trece en total, cobraron potencia «El tiempo no para», «La argentinidad al palo», «Sencillamente», que tuvo de invitado especial a Brancciari (No Te Va Gustar) en voz, «El viejo de arriba», «Sr. Cobranza» y «Vuelos», dedicado a la constante lucha por la verdad que llevan las Abuelas de Plaza de Mayo.
Previo al número de los uruguayos y luego de la impecable presentación de Babasónicos, el escenario central estuvo a cargo de Las Pelotas, única banda en la grilla que participó de las 16 ediciones del festival de rock que desde 2011 se realiza en el aeródromo de Santa María de Punilla.
El mismo fenómeno que crea un lazo de pertenencia y que se propaga cuando el público experimenta con las canciones de Bersuit ocurre cada vez que se escuchan los eternos temas de la banda del guitarrista y cantautor Germán Daffunchio (ex Sumo), que se mantuvo la mayor parte del tiempo sobre la lengua del escenario, más cerca del público.
Así, el grupo que se completa con Tomás Sussmann, Gabriela Martínez, Gustavo Jove, Sebastián Schachtel y Alejandro Gómez materializó «El amor», «Como se curan las heridas» y la emotiva «Cerca de las nubes», que Daffunchio dedicó a Alejandro ‘Bocha’ Sokol.
Con un público encendido en el pogo, banderas al aire y un ambiente festivalero que se mixturaba con las tradiciones futboleras de los cantos de aliento, Las Pelotas interpretó «Personalmente», «Bombachitas rosas», «Día feliz», «Ya no estás», «Capitán américa» y junto a Ruíz Díaz, de Catupecu Machu, «Sin hilo» y «Shine», con la que se despidieron de la gente.
Otro momento fuerte se vivía en paralelo con El Bordo sobre el escenario temático, espacio que desde las 15.30 empezó a llamar a los seguidores del rocanrol barrial con La Caverna, banda que comanda desde 2000 Juano Falcone, nieto de Estela.
Mientras en el escenario principal tenía su espacio el eléctrico y potente show de Babasónicos, los rosarinos de Cielo Razzo ofrecían a un multitudinario público temas como «Galope», «Caminando» y «Ventana».
Luego de ellos y antes de que cerrasen Los Gardelitos, El Bordo, que en mayo se presentará por primera vez en el Luna Park, repasó «Existir», «Noche extraña», «Los perdidos» y «El regreso».
La nueva generación de la música mostró ayer por la tarde dos caras que vienen creciendo y que saben cómo cautivar a los espectadores. Por un lado, el ascendente cuarteto de rock Huevo que, liderado por Julián Baglietto se floreó con un recital sólido e intenso en la carpa alternativa, donde mostró con gran sonido su crecimiento.
Por otro, el proyecto de pop electrónico y psicodélido de Benito Cerati, Zero Kill, supo mantener una carpa atenta a la alternancia de sonidos fríos y, por momentos, oscuros y la dulzura de su voz.
Con el aguante del oeste de la provincia de Buenos Aires, Vidas Desprolijas -una banda que no figuraba en la grilla del tercer día de Cosquín y que tampoco toca metal pesado- sorprendió en el espacio Hangar con su rock fusión, blues y vestigios de música rioplatense.
Durante el ritual desprolijo que invitó al pogo y al baile, con la camiseta del barrio, el rock y la amistad, la numerosa banda interpretó una decena de canciones, entre las que se destacaron «Me cansé», «Enferma emocional», «El mago» y «Amanecido», entre más.