Mendoza: Probarán su robot para saber si soporta las condiciones de Marte

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Marcos Bruno, un estudiante mendocino de 20 años,  ganó una convocatoria de The Mars Society, una organización que colabora con la NASA, para pasar 15 días en el Estado de Utah. Testeará su dispositivo como si fuera astronauta.


Me  preguntaron  una vez en la escuela ¿ qué quería ser cuando fuera grande? y  yo dije medio en broma, medio en serio,»astronauta».comentó Bruno.  

Ahora, el joven de 20 años, estudiante de Ingeniería Industrial, está un paso más cerca de cumplir aquel deseo ya que, si bien no viajará por la galaxia, utilizará un traje espacial en un ambiente que simula las condiciones de Marte. Esto le será posible gracias a su participación en una convocatoria de The Mars Society, una organización estadounidense que colabora con la NASA.

Allí presentó un robot diseñado para transportar un GPS y dejarlo fijo en la superficie del planeta rojo con el que resultó seleccionado junto a otros seis jóvenes de América Latina. En mayo deberá viajar a Utah en Estados Unidos para probar su dispositivo y, si es de interés de la NASA, hasta podría ser utilizado en sus futuros proyectos.

Todo comenzó en 2015 cuando asistió a un Congreso Aeroespacial en Buenos Aires. «Conocí a un chico peruano que trabaja en la sede que tiene The Mars Society en Perú y me anticipó de la convocatoria que se hace principalmente para ese país pero que está abierta a toda América Latina», recordó.

En ese entonces a él se le ocurrió crear un robot que pudiera transportar cargas e instalarlas en el piso. «Me contaron que los peruanos crearon un GPS para usar en Marte, pero como allá hay muchas tormentas de viento necesitaban un dispositivo que lo moviera y lo dejara fijo», detalló.

Lo primero que tuvo que hacer fue presentar un resumen de su idea por e-mail. «Como les gustó después vino una etapa de llenar millones de papeles para explicar cómo lo iba a hacer, por supuesto todo en inglés», narró el joven. Con esta presentación escrita Marcos quedó preseleccionado junto a 45 personas a quienes los entrevistaron por Skype para elegir a los siete que quedaron.

«Nosotros conformamos un equipo que representa a Mars Society Perú, como hay otros equipos de otros países», explicó. Para cumplir la etapa final de la convocatoria él debe viajar a Utah en mayo para mostrar su dispositivo ante los expertos.

«Vamos a ese lugar porque se trata de un desierto que tiene las mismas condiciones que en Marte. Estamos dos semanas como si fuéramos astronautas probando los distintos equipos», contó entusiasmado. Allí su robot será evaluado de acuerdo a una tabla de valores.

«Después todos los proyectos llegarán a los escritorios de la NASA y ellos se fijarán si los eligen y si los perfeccionan. A veces pasa que ellos crean algo nuevo basándose en las propuestas que se presentan», precisó.

Como se trata de una organización sin fines de lucro The Mars Society no financia el armado de los objetos ni el viaje. «Ellos te invitan a participar pero vos tenés que ir por tu cuenta», deslizó. Por esta razón el estudiante necesita ayuda económica para poder costearse el pasaje. «Estoy buscando el financiamiento de empresas locales que quieran colaborar», comentó.

A Marcos no le resultó para nada difícil comenzar a construir el robot una vez que tuvo la idea. «Algo entendía porque de chiquito me encantaba armarlos», recordó frente al dispositivo que tiene en su escritorio al que todavía le faltan algunos detalles estéticos finales.

Además el joven contó con la ayuda de su amigo Gabriel Caballero, estudiante de ingeniería electromecánica con quien tiene pensado formar dúo para presentarse a las convocatorias de los próximos años.

Ambos tuvieron también la ayuda de internet. «Las cosas que no sabíamos las encontrábamos rápidamente. La verdad es que no hay excusa para no animarse a hacer estas cosas porque en internet está todo», resaltó y reconoció que él mismo se vio sorprendido por esta posibilidad.

Con respecto a los insumos que utilizó -chasis de acrílico, motores, ruedas plásticas, computadora, entre otros- la mayoría los compró en la provincia, pero también pidió algunas piezas muy especializadas en Buenos Aires.

«Además utilicé lo que tenía en mi casa. Agudizando el ingenio uno puede hacer todo casero», aseguró, a la vez que puso como ejemplo que el control remoto con el que manejará su robot fue realizado con un joystick viejo que tenía guardado.

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