Tras una década de sanciones internacionales, Corea del Norte se ha quedado sin países con los que comerciar. ¿Por qué no se viene abajo el régimen? La respuesta podría estar en la oficina número 39 de un edificio del centro de Pyongyang, el de la sede del partido que lleva 70 años gobernando.
La Oficina 39 fue creada en 1970 bajo el mandato de Kim Il-sung con el objetivo de vender oro y otros minerales al extranjero. Originalmente era una sección del departamento de finanzas y contabilidad, pero en 1988 se convirtió en una entidad independiente de la Secretaría Central del Partido del Trabajo. Se cree que su sede está ubicada en este edificio del partido, en pleno centro de Pyongyang y justo al lado de una de las residencias oficiales de Kim Jong-un.
El director del departamento responde directamente a Kim Jong-un. Se conocen dos directores en la historia de la Oficina 39. El primero fue el geólogo Kim Tong Un, muy leal a Kim Jong-il y experto en la venta de metales preciosos (por lo que era ideal para el puesto). Según el servicio de inteligencia surcoreano, Kim fue destituido en 2010 para evitar las sanciones internacionales impuestas a su nombre. El director actual es Jon Il Chun, subdirector de la Oficina entre 1998 y 2010 y también director del grupo Daesong, el conglomerado de empresas más grande de Corea del Norte, con 18 delegaciones en el extranjero.
La Oficina 38, vecina de la 39, es la responsable de gestionar las finanzas personales del líder. En 2009 Kim Jong-Il fusionó ambas entidades, pero las separó de nuevo en 2010 por la imperiosa necesidad de recaudar fondos en moneda extranjera.
El libro 100 lugares que nunca visitarás describe la Room 39 como una de las localizaciones más secretas y custodiadas del mundo. También conocida como “Bureau 39” o simplemente “Oficina 39”, la entidad es el eje de un sofisticado entramado empresarial que se dedica a generar fondos de divisas extranjeras. ¿Cómo? Falsificaciones, fraudes de seguros, tráfico de drogas y lo que surja. La Oficina 39 es un lugar fascinante en el que los funcionarios del estado trabajan al margen de la ley.
Según la doctrina Juche, ideada por el presidente eterno Kim Il-sung, los norcoreanos deben ser independientes política y económicamente respecto a los países extranjeros (lo que en términos económicos se conoce como autarquía). Pero Corea del Norte tiene un largo historial de relaciones exteriores, en el que destaca desde hace décadas el indispensable comercio con China. Sin embargo, la relación con Pekín se ha enfriado y las exportaciones norcoreanas llevan demasiado tiempo muy por debajo del coste de las importaciones.
La conversión de China al capitalismo o la apertura de Irán y Cuba a Occidente les afecta, pero la realidad es que Corea del Norte ha conseguido aislarse por mérito propio. La ONU le impuso una serie de sanciones por su programa nuclear y otras por las atrocidades cometidas en los campos de prisioneros, lo que consiguió frenar el comercio de armas y muchas otras exportaciones. En este lamentable contexto económico, un departamento del Partido del Trabajo que lleva décadas funcionando en secreto se ha vuelto imprescindible para generar ingresos en moneda extranjera.
La Oficina 39 es un brazo financiero del gobierno para burlar el aislamiento político que les impone la ONU. Se dedica a crear estructuras empresariales legales para realizar todo tipo de actividades, muchas veces ilícitas. A base de vender armas, metanfetaminas y mano de obra barata, se calcula que la 39 ingresa dos mil millones de dólares al año. El dinero se destina al programa nuclear y a financiar los lujos de los líderes políticos y militares del país.
Conseguir efectivo en moneda extranjera, la razón de ser de la Oficina 39, es vital para el régimen. Los medios para conseguirlo son lo de menos. Aunque algunos de los negocios más lucrativos de Corea del Norte sean legales, como la exportación de textiles, oro, carbón, setas y ginseng, la Oficina 39 se encarga también de los negocios ilícitos.
Estados Unidos y la Unión Europea la acusan de producir y traficar con narcóticos, de contrabandear con cigarrillos e incluso de imprimir billetes falsos. Los “superdólares”, una falsificación de gran calidad de los billetes de 100 dólares, fueron uno de los negocios más rentables de la Oficina 39 en la década de los 2000 según un reportaje de la revista Vanity Fair.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos describe así la Oficina 39:
La Oficina 39 es una rama secreta del gobierno de la República Democrática Popular de Corea que proporciona un apoyo crítico a los líderes de Corea del Norte, en parte a través de la participación en actividades económicas ilícitas, la gestión de fondos para sobornos y la generación de ingresos para los líderes.