Así lo revela un estudio realizado por profesionales argentinos del Conicet.
En los últimos días, un estudio realizado por profesionales del Conicet arrojó un resultado llamativo que tiene como eje a la relación entre los seres humanos y una de las mascotas por excelencia: el perro. La investigación expone que estos animales aprenden del comportamiento de las personas y, tras hacerlo, pueden diferenciar entre dueños generosos y/o egoístas.
«Los perros pueden reconocer las actitudes positivas. No es que lo hacen inmediatamente, necesitan experiencias repetidas para poder aprender quién es egoísta y quién generoso, pero logran hacerlo y cuando lo aprenden siguen a la persona generosa», explicó la psicóloga Mariana Bentosela, líder del Grupo de Investigaciones de Comportamiento Canino.
Para abordar esta temática, la profesional y su equipo seleccionaron distintas razas (boxer, ovejeros, border collie, beagle, labrador, caniches) que tenían una vida junto a diferentes familias, y que jamas habían sido entrenadas. En una sala, los canes se encontraban con individuos desconocidos, y en esos momentos algunas personas les dejaban alimentos y otras solo se lo mostraban. Luego de varios encuentros, los perros terminaban inclinándose por los que tuvieron mejor trato hacia ellos.