Al cumplirse el año de su primera edición, decenas de miles de personas autoconvocadas y organizaciones sociales y políticas marcharon este viernes desde Congreso a Plaza de Mayo en repudio a la violencia de género y en reclamo de justicia.
Con los rostros de víctimas en pancartas que dieron presencia a mujeres víctimas de femicidios, nutridos grupos de manifestantes hicieron muestras artísticas e instalaron en el perímetro de reja del Congreso fotos de niñas y jóvenes mujeres por las que reclaman justicia las organizaciones de género.
Similar a lo que ocurre en las emblemáticas marchas por derechos humanos, «Ni una menos» convocó a mucha gente que participa por iniciativa propia, estableciendo a su paso un cordón de aplausos de vecinos que desde las veredas alentaban a la movilización.
Entre los participantes no faltaron las diputadas y diputados del Parlasur, las columnas de partidos políticos como el Frente de Izquierda de los Trabajadores, la «Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito», organizaciones de derechos humanos y legisladores del Frente para la Victoria y el PRO.
También organizaciones de mujeres como las Vecinas de Once y las Insurrectas, además de gremios como el Sipreba de Prensa de Buenos Aires; de docentes Ademys y AGD; de ferroviarias y estatales de Capital, y diversos municipios que generaron áreas específicas.
Con el concepto de que ninguna mujer está sola, el colectivo «El arte como herramienta de lucha» pidió con dos actrices vestidas de negro abrazos a los transeúntes, lo que puso una nota emotiva a la algarabía y el colorido de la marcha: «no nos tiene que vencer el silencio», apelaron con un cartel.
Un conmovedor grupo con «ropas de las que ya no están» reunió a mujeres sordas y discapacitadas auditivas, quienes atraviesan procesos de rehabilitación por diversas situaciones de violencia.
Frente al popular cine Gaumont, gente solidaria autoconvocada reunía una colecta para Brisa -nena que motivó un proyecto de ley de compensación económica para chicos huérfanos víctimas de femicidio-, con pedido de ayuda alimentaria para la familia que quedó a cargo del abuelo viudo.
Pablo Vasco, del Movimiento Socialista de los Trabajadores, dijo que acompañaba el reclamo de las mujeres «porque creo que los gobernantes deben poner todos los recursos que hagan falta para detener la violencia de género».