Maradona llegó a territorio correntino el viernes por la noche con la finalidad de descansar y pescar en sus últimos días en Argentina antes de regresar a Dubai. Durante su presencia en el taragüí se reunió con algunos integrantes de su nueva familia política, escuchó música chamamecera, recibió varios presentes, pudo disfrutar del río Paraná y, el sábado por la noche, también celebró junto a representantes del carnaval correntino.
Las mini vacaciones de Diego Armando Maradona en Empedrado tuvieron su punto final ayer con un breve paso por la cancha municipal “Angel Encinas” donde varios centenares de aficionados se acercaron para verlo jugar un “picadito”, pero el ex capitán de la selección argentina solamente saludó a los presentes y luego dejó la ciudad.
En la Perla del Paraná y en toda la región, existía la ilusión de verlo a Diego nuevamente con los pantalones cortos y que realicé algunas pinceladas de fútbol con su zurda mágica pese a que hoy se lo ve movilizarse con alguna dificultad por su condición física y de salud.
Las gestiones realizadas por la gente local parecían encaminadas a concretarse en la víspera y esa expectativa llevó a que familias completas, desde temprano, comiencen a poblar las dos tribunas del estadio.
Las camisetas de Boca, algunas muy pocas de la selección y otras de River, inundaron la mañana empedradeña. Concurrieron personas de diferentes rangos etarios, sorprendiendo los chicos que nunca pudieron verlo jugar en vivo pero que igualmente mostraron su simpatía por un ídolo futbolístico que trasciende generaciones.
El desembarco de Maradona al estadio se concretó apenas unos minutos antes de las 11. Lo hizo en una combi que ingresó al propio campo de juego donde ya estaba esperando el equipo que tenía previsto hacer las veces de partenaire en una jornada calurosa.
Los guardias de seguridad privados, que llegaron junto a Diego a Empedrado, abrieron el camino para que el “10” baje, sea recibido por el intendente municipal Oscar Daniel Mieres, y comience a recorrer algunos metros de la cancha, muy cerca del alambrado olímpico.
Maradona saludó con la mano derecha levantada y recibió el aplauso de los presentes que tibiamente entonaron el clásico “olé, olé, olé, olé… Diegoooo, Diegooooo”.
En el campo de juego, Maradona no estuvo más de 15 minutos. En su breve recorrido, firmó algunos autógrafos, se sacó fotos con los que pudieron ingresar a ese lugar y tuvo para acercarse hasta el cerco perimetral para recibir una camiseta de Mandiyú, club donde comenzó su carrera como director técnico en 1994.
Después, Maradona volvió a la combi y emprendió el viaje hasta Corrientes para tomar el vuelo que lo depositaría más tarde en Buenos Aires, mientras en la cancha municipal se disputó el partido de fútbol aunque sin el invitado especial.
Fuente: EL Litoral