Mauricio Macri consideró «increíble» que Marcelo Tinelli «se ofenda porque lo critican 30.000 tuiteros», pues debería enmarcarlo en una respuesta de quienes «simpatizan con el gobierno» y por añadidura rechazan la sátira que se hace en su programa de televisión.
El presidente Mauricio Macri consideró «increíble» que Marcelo Tinelli «se ofenda porque lo critican 30.000 tuiteros», pues debería enmarcarlo en una respuesta de quienes «simpatizan con el gobierno» y por añadidura rechazan la sátira que se hace en su programa de televisión.
«Él decidió satirizarme y recibió 150.000 tuits de crítica. Investigamos el tema. No hubo trolls ni el Gobierno tuvo nada que ver. Sí hubo 30.000 tuiteros que lo criticaron. ¿Cómo no va a haber 30.000 tuiteros que simpatizan con el Gobierno si este gobierno es producto en gran medida de las redes sociales? Es increíble que se ofenda», señaló Macri en diálogo con el diario La Nación.
El jefe de Estado remarcó que el influyente conductor televisivo y empresario lo «satiriza de mala manera ante tres millones de personas en televisión y se ofende porque lo critican 30.000 tuiteros».
En otro orden, Macri admitió que «es posible que se hayan cometido errores» en la forma que su gobierno ordenó un reordenamiento tarifario y volvió a deslindar responsabilidades del ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan José Aranguren, haciendo hincapié en términos generales que prefiere que sus ministros «se equivoquen haciendo diez cosas a la vez que no haciendo nada por temor a equivocarse».
«¿Hablamos de energía? «Hablemos. ¿Quiero un cambio cultural en el consumo de energía? Sí. ¿Era necesario salir de la lógica perversa de que la energía es barata y se puede consumir sin límites? Sí. Pero hay algo más grave que todo eso: ¡no tenemos energía!», expresó.
Aseveró que «la producción del país es insuficiente y, lo que es peor, también la estructura para la importación es insuficiente. El gobierno anterior hizo una estructura pequeña para la importación para salir del paso».
«Si el consumo domiciliario se disparara, la única salida que tendremos sería el corte de energía a la industria. Y entonces tendríamos fábricas paradas, empleados suspendidos y la economía produciendo menos. No es una solución lógica para un país que aspira a reactivar su economía», reseña, y sintetiza: «La Argentina era un avión que se venía a pique y al que, encima, le habían destruido el instrumental. Estamos estabilizando la nave en medio de la oscuridad», indicó.
Macri enfatizó, por otra parte, que «no es cierto que falta coordinación en el gabinete o que haya fracasado la idea de dividir el viejo Ministerio de Economía», en respuesta a cómo es la sintonía entre Federico Sturzenegger y Alfonso Prat Gay.
«Antes de asumir, pensé mucho en ellos dos. Uno debía ir al Banco Central y el otro al Ministerio de Hacienda. Los dos sabían que el que fuera al Banco Central tendría asegurado el respeto a su independencia. A veces, le pregunto a Sturzenegger si no sería conveniente una tasa más baja.
Él me dice que no en este momento. Yo lo respeto. Los ministros de Economía creen menos en la independencia del Banco Central. Siempre fue así. Pero yo debo dar el ejemplo: la institucionalidad comienza por separar la amistad de la función que un amigo cumple en el Estado», se explayó.
El presidente se detuvo especialmente a afirmar que «aquí, en esta oficina, yo decido la estrategia», como para poner en claro.
«Yo dije que del cepo al dólar había que salir inmediatamente después de asumir y entonces me criticaron hasta mis amigos. Salimos muy bien. Yo dije que había que arreglar cuanto antes con los holdouts. Una vez lo bajé de un avión en Nueva York a Luis Caputo (secretario de Finanzas) y le ordené que no volviera al país sin el acuerdo en la mano. Fue así. Salimos bien. Yo dije que no podíamos vivir como país ni un minuto más consumiendo energía gratis. Y ahí estamos», señaló.
Aseguró, en tanto, que «el déficit fiscal bajará este año al 4,8 por ciento. He revisado los números» y se expresa moderado al momento de referirse a las proyecciones de crecimiento para el año próximo.
«Le dije a Alfonso que firmemos un crecimiento del 3,5 por ciento. Con eso me conformo», apuntó y dijo que se fijó como objetivos «dos cosas, primero, una justicia laboral más equitativa, no tan volcada a encontrarle siempre la razón a una parte y, después, que el peronismo se muestre racional, más comprometido con políticas permanentes de Estado».
Consultado sobre la aparente tendencia del sindicalismo en general a endurecer el discurso, Macri opinó que se trata de «una necesidad en la política, y en gran parte del periodismo, de gritar y criticar para que la gente los tenga en cuenta».
Sobre su relación con el Papa Francisco, contó que el último contacto que tuvieron «fue una conversación muy cordial y muy sincera» mantenida desde Bruselas, en la que le agradeció sus palabras expresadas en una nota concedida al diario La Nación.
Sobre la justicia, manifestó que «el kirchnerismo se fue, pero Justicia Legítima sigue ahí. Hay jueces y fiscales de esa agrupación en todos lados que obstruyen la política (como sucedió con las tarifas) o que creen en la abolición del Código Penal. Traban las decisiones políticas, sean económicas o de seguridad, por razones ideológicas, no judiciales. Los conozco. Me hacían lo mismo en la Capital».