Luciano Valdez, un hombre oriundo de Santa Sylvina falleció este domingo al ser atacado por un amigo -que confesó el crimen- cuando se durmió. El asesinato fue alevoso, debido a que el atacante, conocido como «Tortuga» le asestó 37 puñaladas al occiso, que llevaron a que la muerte se de por desangrarse, ya que ninguna puñalada fue mortal.
Un escenario de películas de terror fue con el que se encontró la Policía de Santa Sylvina en la mañana de este domingo, luego de ser alertados de una situación ocurrida en una vivienda habitada por la víctima Luciano Valdez (37), a quien hallaron sin vida en una habitación regada en sangre luego de que recibiera 37 puñaladas en su cuerpo por parte de su amigo, con quien compartió una cena durante la noche.
En un principio se direccionó la investigación hacia el lado pasional, en virtud de mensajes telefónicos enviados desde el celular de la víctima, pero luego, por el aporte valioso de un testigo que lo había visto junto a un joven apodado “Tortuga”, se pudo esclarecer rápidamente y en consecuencia de la rápida decisión de ordenar allanamientos que permitieron al fiscal, acelerar el proceso investigativo.
Una vez con el sospechoso, Nelson Peralta (18), conocido como “Tortuga”, el mismo con mucha calma, relató al fiscal la cronología del caso. “Estábamos tomando y yo lo estaba jodiendo así que me retó, pero después nos arreglemos y quedó todo bien, me dijo para ir a su casa, él estaba muy borracho, había tomado vodka, yo casi no tomé; cuando íbamos a su casa, chocamos con la moto (fue leve) y llegamos a su piecita donde vivía”, relató Peralta.
“Cuando entramos me invito a comer chorizos y después de la borrachera se durmió sobre la mesa, entonces agarré el cuchillo y le di cuatro puñaladas en la zona de la nuca (cervical), le saque el teléfono y mande mensajes a una chica como que era el, después llamé y me atendió, me parece que el padre y corté”, fue el inicio del relato que asombró por su calma, ya que no habían discutido ni peleado.
“Cuando me estaba por ir, vi que se movía, entonces le dí unos puntazos, se cayó, y cuando me iba a ir de nuevo, volvió a moverse, le volví a dar putazos por los brazos y pierna, le di un planazo con un machete que había ahí, pero volvió a agarrarse de una silla y me pateaba y quería agarrar, yo no quería que salga, pero el se agarró de la puerta, entonces lo volví a acuchillar y le corte un dedo, en eso me agarra la mano y se me resbala el cuchillo por la sangre”, contó.
“Cuando se me cae el cuchillo, que era el mismo con el que cortamos los chorizos que comimos, saqué un cuchillito que tenía conmigo, porque andaba con problemas con otro tipo, y con ese lo volví a puntear hasta que no se movió”, tras lo cual salió del lugar, pero dando cuentas claramente de sus actos y contando la violencia con la que actuó y cómo se defendía la víctima, tanto es así que la forense observó que presentaba quebradura de brazo, seguramente tratando de defenderse el joven que finalmente murió desangrado, ya que de las 37 cuchilladas recibidas, eran sangrantes pero ninguna en si misma fue mortífera, si la sumatoria de ellas, que llevaron a la muerte por desangrado.
El Fiscal Ríos agregó que este joven lo asombró con el relato, ya que lo mató “porque si”, habiendo estado indefenso dormido sobre la mesa y luego tortuosamente acuchillado sin que haya discusión que lleve a semejante reacción violenta; únicamente tuvo un quiebre cuando le notificaron de la detención y dieron la posibilidad que se lleve ropas de su casa, donde el asesino vivía con una pareja de 15 años con la que tiene un hijo.
Fuente: Gente de Pueblo