Un hombre de la ciudad meridional china de Cantón acudió a finales de julio a los registros oficiales para hacer unos trámites y descubrió que según éstos había sido sentenciado a muerte en 2003 y ejecutado en 2006, informó el diario «South China Morning Post».
El hombre, apellidado Chen, acudió a las autoridades para que le expidieran un certificado de ausencia de antecedentes penales, documento muy usado en China y necesario para contraer matrimonio o ser contratado en muchas empresas.
Para su sorpresa, Chen fue informado el 29 de julio de que no podía obtener ese documento porque en 2001 había cometido un secuestro, y su estupor aumentó cuando se enteró de que supuestamente se le habían aplicado la pena capital hacía una década.
Al parecer todo se debió a una confusión administrativa, ya que una persona con el mismo nombre y similar documento de identidad había sido en efecto ejecutado en 2006, por lo que la policía corrigió el registro de Chen y emitió el certificado de ausencia de antecedentes el pasado 5 de agosto.
Chen aseguró a la prensa local que ha tenido una vida normal en los diez años desde su supuesta «ejecución», y que incluso logró permiso para viajar a las vecinas Hong Kong y Macao en el año 2008.