El tenista argentino sigue a un ritmo impresionante en los Juegos Olímpicos y es una de las máximas esperanzas del deporte nacional para obtener la presea más importante. Venció a Nadal y se enfrentará en la final de mañana al británico Andy Murray.
Si alguien aseguraba, o siquiera pensaba, que Juan Martín Del Potro iba a llegar a la final de los Juegos Olímpicos seguramente iba a ser tildado de fabulador, desequilibrado y loco. Porque hay que tener en cuenta que el tenista argentino viene de una difícil lesión en su muñeca que, inclusive, lo hizo pensar en el retiro. Pero eso, hoy, es cosa del pasado y el panorama es totalmente diferente. Para mejor, claro.
El desempeño del tandilense arrancó de la manera más complicada: su primer partido fue ante el número uno del ranking de la Asociación de Tenis Profesional (ATP), Novak Djokovic, a quien sorprendentemente ganó en uno de los mejores encuentros, por qué no, de la historia del tenis olímpico. Primer obstáculo dejado atrás.
Luego tuvo que enfrentarse a tenistas no muy conocidos pero que le dieron pelea, como el japonés Taro Daniel o el español Roberto Bautista-Agut, quienes finalmente también cayeron ante la ‘torre de Tandil’.
En la jornada de hoy, Del Potro se enfrentó en semi finales al ex número uno del mundo, Rafael Nadal, a quien ganó en tres sets por 5-7, 6-4 y 7-6. Los números lo dejan a la vista: el partido fue parejo, pero la balanza se inclinó para el argentino en el tie-break.
La final será mañana entre Argentina y Gran Bretaña, con dos representantes de la elite del tenis mundial: por nuestro lado Juan Martín del Potro y, en la vereda contraria, Andy Murray, quien defiende la medalla de oro que obtuvo en Londres 2012.
«No lo imaginaba ni en mis sueños», dijo un emocionado Del Potro luego de finalizar el encuentro ante Nadal.
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