De las fuertes críticas por varios goles fallados ante Godoy Cruz a una impresionante incursión ante Quilmes. En apenas una semana, Darío Benedetto pasó del infierno al cielo y Boca lo celebró. En la Bombonera el equipo de Guillermo Barros Schelotto le ganó 4-1 a Quilmes por tres goles del ex Arsenal y uno de Ricardo Centurión.
La primera ventaja del equipo de Guillermo Barros Schelotto llegó cuando los dos todavía se estaban acomodando. El autor, el mismo que había sido cuestionado por los goles que falló ante Godoy Cruz en Mendoza: Benedetto. El ex Arsenal convirtió su primer gol en el campeonato con su nuevo equipo de taco, tras un pelotazo al ras de Gino Peruzzi.
Quilmes no le dio tiempo a Boca de celebrar. A los 12, Diego Colotto tiró un largo pelotazo hacia la izquierda del ataque, Matías Orihuela controló, tiró un centro atrás y Matías Da Campo definió con Guillermo Sara descolocado.
Fue un baldazo de agua fría para Boca ese empate. Pero Benedetto se encargaría de calentar de nuevo las gargantas del público local. Fue con un tremendo zapatazo del goleador, desde tres cuartos de cancha, que se metió en un ángulo. Una locura de gol.
La confianza del delantero se vería apenas unos minutos después. A los 23, recibió la pelota de espaldas dentro del área y con un taco habilitó a Centurión, que no dudó a la hora de definir. Toque a un costado de César Rigamonti y 3-1.
Eso no sería todo. Apenas 120 segundos después del tercero llegaría uno más de Benedetto. Pavón dejó en el piso Gastón Bottino y tiró un centro perfecto para que el goleador cabeceara solo por el segundo palo. 4-1 en apenas 25 minutos.
Sobre la hora, Centurión agarró la pelota sobre la izquierda del ataque y encaró a su defensor con una serie de amagues del estilo «bicicleta», reiterados sobre la pelota. A los jugadores visitantes les olió a cargada: lo bajaron, hubo un pequeño pisotón al delantero y agarrada entre planteles. Néstor Pitana eligió mirar para otro lado, calmar los ánimos y dar por terminada la etapa.
El complemento fue un relleno aburrido y sin emociones. Boca tuvo la pelota pero no la necesidad de adelantarse, por lo que le imprimió al encuentro un ritmo lento, sin ímpetu y en el que procuró correr el menor riesgo posible. Quilmes nada pudo hacer para encontrar el descuento que le imprima motivación de salir a buscar el empate. En este contexto, durmieron a todos y repartieron pocas jugadas de gol.
La primera para los visitantes fue a los trece minutos. Federico Andrada llegó a conectar un cabezazo que encontró bien parado a Sara, quien atrapó sin problemas. La otra para el cervecero fue a los 27′, cuando Enzo Acosta remató por arriba luego de que le quedó un centro en . La jugada había comenzado con un error de pase de Bentancur.
Para Boca, sólo tres jugadas. La primera, a los 21′. Tentado por el cuarto personal, Benedetto aceleró cerca del área contraria, ensayó una pared con Zuqui y le pegó de zurda, pero tapó con lo justo la defensa visitante. A los 34, el héroe de la jornada erró la más fácil que tuvo en el partido: solo y de frente al arquero le pegó pifiado y la mandó por arriba. La sonrisa acompañó el pequeño lamento de Pipa. Un minuto después, Silva le pegó a colocar con su perfil y la pelota dio en el palo tras el zurdazo.