Se trata de una persona conocida como ‘el mexicano’, quien forma parte de la organización criminal centroamericana y se sospecha que intentaba iniciar la actividad ilegal en el país europeo. Hace días, en la Argentina, se detectaron nexos con bandas similares.
Las fuerzas de seguridad españolas dieron con el paradero de un individuo perteneciente a la organización criminal Mara 18, peligrosa banda que actúa en la zona central y norte del continente americano. La detención del individuo se produjo en Madrid, donde la Policía Nacional estuvo encargada del operativo.
Esta persona en cuestión fue identificada con el apodo ‘el Mexicano’ y habría recibido la orden de sus superiores de activar la banda delictiva en todo el territorio español.
La principal fuente de financiación de la Mara 18 son las extorsiones, esencialmente a empresarios y comerciantes, el tráfico de drogas, los secuestros exprés, el tráfico de armas, o la ocupación de inmuebles para después alquilarlas a otras personas, entre otros delitos. El arrestado ha quedado internado hasta que se ejecute su expulsión del país.
Las Maras, cuyo origen se remonta a los años 80 en Estados Unidos, se organizan en un sistema de células territoriales con grupos de jóvenes de entre 25 y 50 miembros que hacen del delito su medio de vida. La Policía Nacional ha realizado la investigación en colaboración con los servicios policiales de Honduras y El Salvador. Según sus indagaciones, los responsables de la Mara 18 habían dado instrucciones a sus miembros en España para que pusieran en marcha la actividad de este grupo criminal en el país.
Surgimiento y presencia
Las Maras comenzaron sus actividades en Estados Unidos como consecuencia de los conflictos generados por la marginación, los problemas familiares y la delincuencia común. Aunque los primeros integrantes de las Maras eran procedentes de El Salvador, en la actualidad se han extendido a países como El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Ecuador, Perú o Colombia y hasta se descubrieron nexos y relaciones con grupos de narcotraficantes y delincuentes argentinos.
Actualmente se organizan en un sistema de células territoriales llamadas «clicas», que son agrupaciones de jóvenes de entre 25 y 50 miembros, que hacen del delito su medio de vida.