En el mes de enero convocamos a Intendentes de todo el país para fijar una posición respecto al gobierno del Presidente Macri y las consecuencias de sus decisiones.
En efecto, no me equivoqué en mis predicciones. Transferencia de 20000 M de dólares de pobres a ricos, caída proyectada de 3 % del PIB, aumento de la inflación a más del 40 %, incremento del déficit fiscal a más del 5/7 % del PIB según cómo se compute, aumento de la desocupación a dos dígitos (9,3% en segundo trimestre), caída de inversión pública proyectada en 25 % y de la inversión privada del 5 %. Cierre de industrias por apertura indiscriminada de importaciones y abrupta reducción del consumo.
Obviamente, esto tiene su impacto en reducción de los recursos transferidos a las provincias y sus municipios pues el problema del 15 % estaba arreglado con el decreto 2635/2015 de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Presidente Macri lo borró de un plumazo con el decreto 76/2016 beneficiando solamente a Córdoba, San Luis, Santa Fe y luego Capital Federal con el cambio del índice del 1,4 % al 3,75 %.
La construcción en Resistencia cayó un 26 % en 8 meses, la actividad económica en 5,6 %, también el consumo y el empleo privado formal que no fue mayor gracias a incentivos otorgados y a la creación de nuevos empleos por emprendimientos que se inauguraron este año pero que provenían del año pasado. La salida neta de capitales fue de 14599 millones de dólares hasta el mes de agosto, y el BCRA vendió 25728 millones de dólares para turismo y ahorro con apertura completa de la cuenta capital.
Estamos financiando la “fuga de capitales” con un endeudamiento alevoso, siendo la República Argentina el primer país del mundo en endeudamiento en el transcurso del presente año.
Los servicios de intereses de la deuda pública pasó de 96600 millones de pesos en 2015 a 186500 que se proyectan en 2016 alanzando a 246.629 millones de pesos para el año 2017.
El presupuesto 2017 proyecta déficit fiscal de 4,9 % del PIB, déficit comercial de 1866 millones de dólares (déficit gemelos que el mejor equipo de los últimos 50 años iba a revertir) muestran un sendero peligroso que se financia con deuda externa que prácticamente pasa a más del 21 % del PIB.
Y adivinen quién es la variable de ajuste?
Seguramente habrá acertado. Las provincias y los municipios.
Yo no estoy dispuesto a sumarme a la corriente de aplaudidores del gobierno nacional, por lo tanto, propongo la construcción de un gran frente nacional y popular que implique discutir la ejecución de los siguientes puntos:
1.1. Coparticipación automática de los recursos provenientes de los Aportes del Tesoro Nacional que implica 1 % más del total de la distribución primaria.
1.2. Compensar la caída en la transferencia neta el impuesto a las ganancias por modificaciones del Mínimo No Imponible mediante un aumento en la suba del porcentaje de distribución del impuesto a las ganancias del 60 al 65 % del total que se transfiere automáticamente.
1.3. Constituir y coparticipar un fondo de vivienda en forma automática aumentando el sistema federal a los efectos de impedir el uso discrecional del estado nacional.
1.4. Distribución del total del impuesto a los bienes personales y también del impuesto a las transacciones financieras.
1.5. Coparticipación automática de los recursos de compensación de los déficits del sistema previsional sin criterios de armonización, es decir, estableciendo un límite superior a las transferencias sin condicionamientos de manera automática. Estos puntos no resuelven la problemática, pero reducen el desfinanciamiento logrando una articulación adecuada de los intereses económicos de las provincias argentinas que cedieron todo a cambio de nada.
Esta es la última oportunidad. No la desperdiciemos.