Este jueves se produjo nomás el cierre de la empresa textil radicada en Puerto Tirol, donde casi 170 familias quedaron en la calle ante la imposibilidad empresarial de solventar la planta. Una vieja historia -poco creíble, desde ya- donde los únicos perjudicados son los trabajadores.
*De la redacción
La pasividad en ciertos temas se paga caro. Y más allá que los principales responsables son los dueños que, viendo que el negocio no marcha, deciden cerrar sus puertas y dejar en la calle a los empleados. Para colmo, ni siquiera indemnizarán a los trabajadores con todas las de la ley, sino que ofertaron pagar el 70% de lo correspondiente, y en diez cómodas cuotas. Una vergüenza.
Lo llamativo del caso es que TN&Platex no es una Pyme familiar donde una crisis puede golpear, sino que es una multinacional que tranquilamente puede soportar este viento en contra de la economía nacional. O al menos, indemnizar a los trabajadores con todas las de la ley, como corresponde.
Pero la clase política local no debe hacerse la distraída. Gran parte de que esto suceda es por los políticos. Esta semana, hubo un movimiento de parte de legisladores provinciales y nacionales con los trabajadores, comprometiéndose a luchar para salvar los puestos de trabajo. La tardanza con la que actuaron hizo que el esfuerzo haya sido en vano.
O bien, como se conoce en la jerga futbolística, los legisladores en la última semana “vendieron humo como loco” para no quedar en medio de la bronca de los empleados.
Ese esfuerzo también fue infructuoso, habida cuenta que los empleados responsabilizan directamente a los políticos por su situación, aseverando que ellos (los empleados), les habían advertido hace tiempo de esta situación, y que nunca encontraron respuestas del otro lado.
Más vergonzosa resulta la palabra oficial brindada a los medios de parte de la oficina de prensa estatal, donde aseguran que Los directivos de la empresa manifestaron sus intenciones de reabrir la industria, esto es solo un impasse hasta que logren la modernización absoluta, harán refacciones de carácter de infraestructura para ganar competitividad en el mercado pero mantendrán el mismo plantel de trabajadores.
Por el bien de los empleados, ojalá que esto sea como dice el gobierno; aunque los mismos trabajadores desconfían de esta apreciación, piden que su caso no sea una moda y que todo quede en el olvido como en tantos otros temas similares.
Vale recordar que la misma empresa ya cerró dos plantas en Tucumán, donde los trabajadores aún esperan que el “impasse” termine.
POLITICA NACIONAL
Sin dudas, las demás empresas deberán hacer malabares para ver como subsistir ante la determinación del gobierno nacional de abrir las importaciones. Desde el sector empresarial, consideran que esta determinación está muy lejos de ser acertada, fundamentalmente porque las Pyme pagarán un alto costo para subsistir.
El gobierno provincial, en rigor, poco tiene que ver con el cierre de la empresa. Que podía hacer algo para salvarla, está claro; pero la decisión empresarial estaba y ante eso no puede. Pero tampoco debe el estado prestarse al juego empresarial de decir que el cierre es “temporal”. Fundamentalmente porque si esto no se da, el costo político lo pagará esta gestión, independientemente de lo que haya sucedido antes o de lo que la Nación quiera como política empresarial.
Claramente, responsables hay varios, pero el foco debe centrarse en que los perjudicados son solamente los 166 trabajadores y la carga familiar que cada uno de ellos tiene.