Un grupo de aborígenes que horas antes había pedido ser parte de una reunión multisectorial en Tartagal donde se planteó el tema inseguridad, quemó una precaria vivienda habitada por criollos, ubicada en el Kilómetro 5, cerca de Tartagal.
La vivienda fue consumida en gran parte por el fuego, aunque más tarde la intervención policial evitó otras represalias más graves aún.
El incidente se produjo a 5 kilómetros de Tartagal, al costado de la ruta nacional 86 donde aseguran los caciques aborígenes que allí venden drogas.
Los representantes de los pueblos originarios aseguraron a El Tribuno que los dealers solo abastecen a niños y adolescentes y están diezmando a los más jóvenes, muchos de los cuales se suicidan o mueren por causas de la ingesta de estos tóxicos.
La quema de la vivienda se produjo tras haberse agotado la paciencia, ya que los caciques hicieron múltiples denuncias.
Se supo que la justicia detuvo a varias personas por la venta al menudeo de sustancias prohibidas, pero como siempre sucede en estos casos, los moradores de la vivienda recuperaron la libertad, volvieron a la actividad ilícita y siguieron vendiendo paco y otras sustancias de bajo costo como pasta base a los más chicos.
Los aborígenes, totalmente impotentes ante la situación que afecta en forma directa a sus hijos intentaron hacer justicia por mano propia y quemaron la vivienda; la llegada de varios móviles policiales con una decena de efectivos del cuerpo de infantería impidió que cumplieran todo su cometido.
La dueña de la boca de expendio es una mujer con antecedentes penales que ya estuvo detenida por ese delito, quien- como suele suceder en la generalidad de los casos- se encuentra con libertad condicional pero -siempre según los originarios- sigue vendiendo drogas.
«Queremos que esa familia se vaya de aquí y que venga el jefe de la policía porque esta gente venden drogas», exigió Samuel Torres, un poblador de la comunidad del Kilómetro 5 cuando las llamas comenzaban a tomar parte de algunas construcciones precarias de la vivienda.
Cándido Mansilla del kilómetro 14 expresó por su parte que «una señora de nombre Jésica y todos los que venden droga tienen que estar detrás de las rejas. A nosotros el secretario de seguridad que estuvo en Tartagal no nos dio ninguna solución porque según él, recién estaba tomando conocimiento de la situación en las comunidades aborígenes. Los asesinos de nuestros hijos son los que venden drogas y es por eso que vamos a perseguir a todos estos delincuentes», manifestó indignado el wichí.
</SUBTITULO>Una postura firme
Los aborígenes que intentaron quemar toda la vivienda habían estado en las puertas del hotel Pórtico Norte donde el secretario de seguridad, la ministra de derechos humanos, legisladores provinciales, intendentes y representantes de las fuerzas de seguridad que operan en la zona junto a directores de escuelas y religiosos se reunieron para hablar y debatir sobre el tema inseguridad, potenciado por el consumo de drogas en todo el norte de la provincia.
Cerca de las 11 de la mañana del jueves unos 50 aborígenes que desde la mañana temprano se habían manifestado pidiendo el esclarecimiento de la muerte de una chica wichí que falleció como consecuencia del consumo de sustancias prohibidas y cuyo cuerpo fue encontrado entre los matorrales frente a la comunidad Sarmiento (Kilómetro 4) , llegaron hasta el lugar y exigieron ser parte de la reunión y de los debates.
La reunión multisectorial se extendió hasta las cuatro de la tarde pero si bien dos de los dirigentes de las comunidades originarias pudieron exponer, lo que se planteó como posibles propuestas al tema de inseguridad no les satisfizo para nada. Nada se dijo de la instalación de una comisaría o al menos un destacamento en la zona este de Tartagal; en esa zona y después del homicidio de un camionero de Tartagal sucedido en el mes de julio pasado, el concejal Walter Salvatierra donó un predio para que en esa zona se levante alguna dependencia pero hasta el momento no hay anuncios al respecto.
Caminando, el grupo había regresado hasta el km 5. Apenas llegaron se dirigieron a la vivienda .