Comedores escolares chaqueños: niños y adolescentes desnutridos, mal nutridos y anémicos

Sociedad

Para financiar los comedores escolares en Chaco se destinan 2,60 pesos para refrigerio, 3,80 para almuerzo y 8,25 pesos para elaborar las cuatro comidas diarias que se supone consumen los alumnos que viven en las escuelas albergues. El 60% de los fondos son aportados por Nación.

Se anunció un aumento del 30% a partir del mes de agosto, que todavía no llegó al plato de los alumnos porque los fondos fueron transferidos hasta el mes de abril de este año.

 

De esta manera, la notable insuficiencia de los valores señalados pusieron a los comedores escolares en una situación más grave que una transitoria emergencia alimentaria. La realidad diaria de los comedores es una verdadera pesadilla, con efectos muy negativos porque se enmarca en una situación social muy grave en la que casi la mitad de la población chaqueña sobrevive debajo de la línea de pobreza y un poco más de 15% está sumergida detrás de la línea de indigencia. Ahora se agrega que se anunció que los recursos serán administrados por la Fiduciaria del Norte, que es uno de los organismos estatales que funciona bajo fuertes sospechas de corrupción ante la falta de control de los organismos creados para vigilar el buen manejo y destino de los dineros públicos.

 

Los valores de las raciones alimentarias escolares son irrisorios si lo confrontamos con el valor real de la canasta alimentaria familiar, que es una buena fuente de contraste. Objetivamente esto es así; sin embargo, los gobiernos de Nación y de Chaco persisten en continuar con programas que conducen, inevitablemente, a la mal nutrición de los alumnos a pesar de que se sabe que el primer factor de educabilidad y de promoción de la salud y de prevención de las enfermedades es la comida nutritiva.

También saben que una población crece y se desarrolla según el capital humano de su población, que en los tiempos modernos se transformó en un factor vital en función de que por aplicación de las tecnologías de procesos y de conocimientos resulta indispensable que la población diariamente consuma alimentos suficientes y de buena calidad nutricional, en forma equilibrada, continua e ininterrumpida, para –de ese modo- generar y fortalecer la salud neurológica y orgánica desde la temprana edad, que cuando se lleva a la práctica determina la conformación de generaciones inteligentes, con elevada capacidad de aprendizaje y de capacitación, además de posibilitar nacimientos y crecimientos de personas estructuralmente sanas e inmunes a enfermedades y fallecimientos por causas evitables o altamente evitables, justamente porque cuentan con un fuerte sistema inmunológico generado en la correcta alimentación desde el vientre materno.

 
Un verdadero desastre
Los “comederos escolares” son un desastre. Provocan el vergonzoso y creciente fenómeno de alumnos desnutridos, mal nutridos y anémicos, que genera sub-desarrollo neurológico y orgánico y los expone a la tendencia a enfermar prematuramente por causas evitables y a arrastrar dificultades o imposibilidades en el aprendizaje, entre otras consecuencias letales.
Se ha corroborado que los niños de 7 a 10 años necesitan comer a valor de 2.000 calorías diarias, mientras que los de 11 a 14 requieren 2.500. Las calorías, para ser equilibradas y saludables según las reglas dietéticas deben estar compuestas un 50 % de hidratos de carbono ricos en fibra, un 35 % de lípidos (grasas) y un 15 % de proteínas (carnes blancas, pescado, marisco, clara de huevo, lácteos, etc). Las dietas menos ortodoxas reducen la proporción de hidratos de carbono al 40 %, los lípidos al 30 % y elevan las proteínas al 30 %, que es la postura nutricionista más saludable para promover la salud y prevenir las enfermedades.
Alumnos hiper racionados
Los alumnos que comen en los “comederos escolares” son seres humanos racionados, al extremo de la subalimentación. A tal punto llegó la distorsión del acceso a la comida en Argentina, que se institucionalizaron los programas complementarios de alimentación para alumnos en los comedores escolares y en los barrios pobres, a través de los comedores comunitarios. El hambre y las raciones retratan las gestiones de la clase política.
Producto de la precaria situación nutricional de niños y de adolecentes se implementó el Programa de Comedores Escolares y Refrigerio en los establecimientos educativos público, a cargo de la Subsecretaría de Políticas Socio-educativas del Ministerio de Educación del gobierno chaqueño. Según este Ministerio serían aproximadamente 235.000 el total de alumnos de hasta 14 años que meriendan o comen en las escuelas. Pero los valores de las raciones solamente sirven para “llenar la pansa”, según las tasas de metabolismos promedios con las que se miden las actividades de los alumnos, comprendiendo las ligeras a moderadas y los períodos de descanso.
Poca plata para comer bien
Un almuerzo nutritivo, que proporcione las calorías necesarias para los alumnos, debe respetar el valor básico actual de 28 pesos, según precios a valores de góndolas. Al 30 de junio del 2014 era de 14 pesos para chicos de 7 a 14 años.
Los primeros datos de la investigación social que el Centro Mandela inició en 2014 revelaron que los almuerzos y refrigerios que se brindaban en las escuelas inexorablemente conducían a niños y adolescentes en estadios de mal nutrición y anemia. Esto motivó que el Centro Mandela realizara las correspondientes presentaciones ante el Ministerio de Educación consientes de que los pibes actuales son los petisos y gordos de la pobreza porque comen harina, grasa y los restantes hidratos de carbono, lo que permite pronosticar que cuando sean adultos adolecerán de déficit o subdesarrollo neurológico, mientras que en el plano de la salud orgánica presentarán complejas patologías óseas, y en los paquetes de musculaturas y nerviaturas, de manera de que no tendrán aptitudes suficientes para desempeñarse en tareas intelectuales y en trabajos pesados, y explica el escaso nivel de atención, concentración y memoria que impide o dificulta el necesario aprendizaje de los alumnos medido con los indicadores de calidad educativa. Esto también explica el bajo nivel de educación actual, en los tres niveles.
Pre-anuncios de alumnos malcomidos
Los niños/adolescentes malcomidos están mal constituidos desde el punto de vista biológico, mental y emocional. Es frecuente advertir en ellos depresión, estrés y ansiedad, que habitualmente se canalizan por la violencia y las agresiones. Por mal comidos, también muchas veces son abúlicos y desinteresados. El universo de estos niños está expuesto a más enfermedades y muertes prematuras. Son los más vulnerados desde los parámetros de morbi-mortalidad infantil y de adolescentes.
Los anuncios realizados por el Ministerio de Educación desde 2014 preanunciaban la sub-alimentación de los alumnos. Ponderaron, errónea o falsamente, el financiamiento y el funcionamiento de los comedores escolares. En agosto de 2014 señalaron que eran 1750 las escuelas con comedores, y que asistían alimentariamente a 235.000 pibes, con una inversión total cercana a los 135 millones de pesos en el marco del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria para alumnos de 4 a 13 años. Publicitaron que los pibes comían “menúes variados y rico nutricionalmente”. En realidad, los pibes diariamente llevaban a la boca comida por 2,80 pesos para el almuerzo, cuando en ese momento el valor real era de 14 pesos. La brecha negativa se valorizaba en 11,20 pesos, que significaba que diariamente los chicos ingerían en el almuerzo el 20% de las calorías y nutrientes que necesitaban, suponiendo que estaban sanos y bien nutridos.

Centro de Estudios e Investigación Social Mandela.

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