La nueva normativa señala que los adolescentes cuentan con edad y grado de madurez suficiente para consentir sobre prácticas médicas en su salud. Abarca únicamente a los tratamientos que no ponen en riesgo su vida como colocarse vacunas, brackets o un practicarse un test de HIV.
«Son actos que hacen a la vida cotidiana de los adolescentes. En estos casos, el Código Civil presume que el adolescente cuenta con edad y grado de madurez suficiente para consentir este tipo de actos que hacen a su salud», explica Marisa Herrera, abogada especialista en derecho de familia e investigadora del Conicet al diario La Nación.
«El Código protege a los adolescentes que carecen de referentes afectivos o personas a cargo, por lo que si no se les permitiera ejercer este tipo de actos que no ponen en riesgo la salud obligaría a judicializar estas cuestiones con las consecuencias negativas que tiene esto», agrega la especialista.