«Feos,Sucios y Malos»: El cine de los jueves en el Centro Cultural Ercilio Castillo

Espectaculo

Este jueves a las 20.30 hs., prosiguiendo con el ciclo acerca de la violencia que está en nosotros, se proyectará una joya del cine italiano: “Feos, sucios y malos” (1976), del multipremiado director Ettore Scola.

La función en el microcine del Centro Cultural Ercilio Castillo (López y Planes 336) es con entrada libre y gratuita.

Se trata de una película producida por Carlo Ponti, con la actuación protagónica de Nino Manfredi, música de Armando Trovaioli y fotografía de Darío Di Palma.

Una familia de italianos pobres vive hacinada en una villa de emergencia y allí trascurre sus vidas llenas de necesidades y conflictos. La risa del espectador colabora para crear el clima de irreversible deterioro de la calidad de vida. Pero es inevitable ante lo grosero y evidente de las necesidades que padecen y de los recursos personales que cada uno ensaya para sobrevivir -lo que los psicólogos ambientales denominan “ética del excluido”- similar a la estrategia perversa que emplean los vivillos que ocupan el poder político o quienes en su rol de empresarios “exitosos”, asociados siempre a aquellos para llevar agua para su molino, sólo se diferencian de los primeros por el hecho de que éstos siguen siempre en el fango y la miseria, y los “vivillos” son cada vez más prósperos y poderosos, y por ende, más cómplices entre sí para cuidarse y no respetar las leyes ni castigarse por eso.

En la película el anciano Gaicinto Mazzatella se defiende de la avidez de sus parientes y trata de preservar el dinero que recibió en compensación por haber perdido un ojo. Tanto él como quienes viven en la casucha, muestran la violencia que está en ellos (en nosotros), y el espectador debe hacer un esfuerzo, entre sonrisas y carcajadas, para despojarse de esa misma violencia que discrimina y excluye, y al mismo tiempo capitalizarla para entenderse a sí mismo y a los demás, y no caer en la estrategia de quienes abusando del poder político o económico, hacen lo mismo multiplicado por mil para enriquecerse sin ruborizarse y para desplazar sin lástima a quienes se oponen a sus planes de “expansión”.

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