Argentinos descubren el primer “termómetro” para plantas

Tecno

Investigadores del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas) y de la Fundación Instituto Leloir descubrieron que un receptor lumínico de las plantas también actúa como sensor de temperaturas. Se podrían crear herramientas para ajustar las temperaturas de los cultivos.El hallazgo  fue publicado recientemente en la revista Science y que sienta bases para el desarrollo futuro de cultivos que se adapten a diferentes condiciones climáticas. Se trata de un tipo de receptor de luz conocido desde hace medio siglo, pero que ahora se descubre que también es receptor de temperatura. El líder del hallazgo es Jorge Casal, investigador superior del CONICET y jefe del Laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir, quien indicó que “ya se habían identificado en plantas receptores de luz y de hormonas, pero nunca se había descubierto de manera inequívoca ningún sensor de temperatura”.

De este proyecto también participaron Martina Legris, primera autora del paper y becaria doctoral del CONICET; Cecilia Costigliolo, becaria doctoral de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica; y el ingeniero Maximiliano Neme. Y colaboraron investigadores de las universidades de Cambridge, en el Reino Unido, de Friburgo, en Alemania, y de Washington, en San Luis, Estados Unidos.

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En la década de 1950, Harry Borthwick, Sterling Hendricks y sus colaboradores, del Centro de Investigaciones de Beltsville del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, descubrieron que las plantas contenían diferentes receptores de luz a los que llamaron “fitocromos”. Estas estructuras, dispersas en partes como las hojas, el tallo y las raíces, funcionan como ojos que le “informan” al vegetal acerca de las variaciones de la luz ambiental a lo largo del día y de las estaciones.

“Este sensor informa a la planta sobre si hace frío o calor, durante el día y en las distintas estaciones. A partir de esta información, se desencadenan reacciones moleculares que inducen su desarrollo y crecimiento cuando las condiciones climáticas son favorables”, agrega Casal, quien también es vicedirector del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA, CONICET-UBA). “Mediante la intervención de los mecanismos moleculares que regulan el sensor de temperatura, se podrían crear herramientas para ajustar determinados cultivos a temperaturas para las cuales no están acostumbrados. Por esta razón, nuestro trabajo cobra relevancia en el contexto del cambio climático”, afirmó.

Conocer cómo las plantas leen la información térmica brinda una herramienta que permite pensar en ampliar el rango de temperatura propicio para distintos cultivos. “En estos momentos, estamos estudiando distintos genotipos de maíz y analizaremos su respuesta combinada a temperatura y luz en articulación con estudios genéticos del fitocromo B”, explicó Casal.

“Necesitamos generar una segunda revolución verde, y para ello es necesario realizar un trabajo en conjunto entre científicos de diferentes disciplinas, incluyendo biólogos moleculares, biotecnólogos y agrónomos, sectores de la producción y tomadores de decisión”, concluye Casal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotos y fuente: El Federal

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