El republicano consiguió un claro triunfo sobre su rival demócrata Hillary Clinton tras imponerse en estados clave. El resultado provoca conmoción interna y externa. Las encuestas fallaron una vez más.
Donald Trump fue electo presidente de los Estados Unidos. Asumirá el 20 de enero de 2017 (AP)
Donald Trump fue electo presidente de los Estados Unidos. Asumirá el 20 de enero de 2017 (AP)
Contra todos los pronósticos y la férrea oposición que plantearon los grandes medios de los Estados Unidos y el mundo, Donald Trump será el 45° presidente norteamericano. Fue luego de que derrotara sorpresivamente a Hillary Clinton, la favorita de los encuestadores.
La carrera de Trump hacia la Casa Blanca fue atípica. La primera conmoción la generó puertas adentro del Partido Republicano donde derrotó uno por uno al resto de los candidatos, mucho más experimentados en la arena política, pero con menos batallas en los medios.
Ese camino no le resultó gratis y lo llenó de rivales: hasta el día mismo de la elección, los líderes de su partido le dieron la espalda; incluso, al estallar el escándalo de las escuchas denigrantes hacia las mujeres, varios gobernadores y senadores le pidieron su renuncia. Él no hizo caso y continuó decidido.
Luego fue el turno de su rival de este martes. Hillary Clinton sufrió en carne propia el aluvión de votos del empresario multimillonario. La demócrata no pudo vencerlo pese a contar con el apoyo de los principales hombres de negocios del país, con los medios a su favor y con las encuestas que siempre -salvo excepciones- la dieron como favorita.
Las victorias que consiguió Trump en Ohio, pero sobre todo en Florida, fueron fundamentales para torcer los pronósticos. Hillary ganó en Virginia, pero no fue suficiente.
El desafío de Trump es múltiple, tanto en el plano nacional como en el internacional. Sus promesas de poner férreos límites a la inmigración podrían generar no sólo una crisis social, sino también política y económica. ¿Podrá cumplir con su anhelo de construir un muro que recorra la frontera entre los Estados Unidos y México? ¿O fue solo una amenaza de campaña?
Ese tipo de declaraciones fueron las que también lo enemistaron con líderes mundiales, con quienes tendrá que recomponer sus relaciones, si es que le interesa. La revisión de los tratados de comercio firmados por su país y su promesa de acabar con el Estado Islámico también forman parte de su difusa agenda que fue apoyada por una mayoría de estadounidenses frustrados con la clase política tradicional.
La victoria republicana se extendió a ambas cámaras del Congreso, donde Trump contará con amplia mayoría (aunque deberá recomponer relaciones con su partido). Además, tendrá la posibilidad de nominar a un juez de la Corte Suprema apenas asuma y muy probablemente alguno más durante su mandato, lo que le dará la capacidad de reorientar el sistema de poder de los Estados Unidos. Todo un enigma que el mundo comenzará a develar a partir del 20 de enero próximo.