En una demostración de habilidad y precisión que duró unos pocos segundos, una hábil niña judoca volteó a su competidora y al mismo tiempo al árbitro.
Había corregido a una de las pequeñas competidoras respecto al lugar en el que debía comenzar. Segundos después, él cayó derribado.
La lucha duró pocos segundos. Una de ellas le hizo a la otra una hábil y rápida toma (denominada O Goshi) que volteó a la competidora y que arrastró también el pobre árbitro.