Brautigam, una de las defensoras de este estilo de vida, ha llevado esta dieta durante cerca de dos años y medio y asegura que desde hace uno no utiliza, ni necesita, desodorante. La razón, dice, es que su olor corporal ha cambiado con su dieta, a pesar de que va al gimnasio y allí suda «como un cerdo».
La alimentación vegana es aquella que se abstiene del consumo de productos procedentes de otras especies animales. Entre los motivos que esgrimen sus defensores, consta la protección del planeta, la defensa de los animales como seres que sienten y la propia salud humana.
Brautigam, una de las defensoras de este estilo de vida, ha llevado esta dieta durante cerca de dos años y medio y asegura que desde hace uno no utiliza, ni necesita, desodorante. La razón, dice, es que su olor corporal ha cambiado con su dieta, a pesar de que va al gimnasio y allí suda «como un cerdo».
«No consumo carne, pescado, huevos o lácteos y mi dieta ha cambiado muchas cosas de mi cuerpo», explica. Además de llevar una dieta vegana, Alyse come la mayor parte de sus alimentos sin cocinar. Todo ello, explica, le ha ayudado a «regular sus hormonas».
«Mi cuerpo huele distinto. Voy al gimnasio desde hace cuatro años y cuando voy, sudo como un cerdo», asegura. «En los primeros momentos de mi transición a una dieta vegana, me di cuenta de que no olía tan mal como hasta entonces y, cuando además empecé a comer en crudo, comprobé que olía aún menos», añade.
Además, explica que, aunque no ha vuelto a comer alimentos procedentes de animales desde que empezó su dieta vegana, sí que ha comido comida cocinada alguna vez y, entonces, su olor ha empeorado. Además de llevar esta dieta, los platos que Alyse ingiere son muy sencillos y apenas llevan especias.
«Dejé de usar desodorante cuando me di cuenta de que mi olor corporal no era tan fuerte como lo era anteriormente, este es el principal motivo, dejé de verlo necesario», dice, aunque asegura que si lo viera necesario, «volvería a usarlo».