Más de un millón de personas despidió el 2016 en Harbour Bridge de Sidney con un espectáculo que iluminó la noche y el agua del puerto de blancos, azules, rojos y amarillos.
Las doce campanadas en Sidney sonaron a medianoche en la parte occidental del mundo, según la emisora pública ABC.
Unas horas antes, los australianos y turistas tuvieron un anticipo de fuegos artificiales que rindió homenaje a los músicos Prince y David Bowie, que murieron el año que se marcha.
Siete toneladas de fuegos artificiales y un equipo de 50 personas trabajaron para crear una exhibición pirotécnica que competirá en esplendor y creatividad con otras que se ofrecerán en las próximas horas grandes metrópolis internacionales como Londres o Nueva York.
La Casa de la Ópera, próxima a Harbour Bridge, organizó un concierto de música clásica con arias de Verdi, Puccini y Rossini, entre otros, y ofreció un pasaje principal para presenciar los fuegos artificiales y cenar.
Unos 2.000 agentes de policía vestidos de paisano y de uniforme se encargaron de vigilar por la seguridad de los asistentes.
A la misma hora que en Sidney, Melbourne vivió otra espectacular Nochevieja con el empleo de 13,5 toneladas de fuegos artificiales y la actuación de músicos como Kings Domain, Docklands, Treasury Gardens y Flagstaff Gardens.
La capital de Australia, Canberra, Adelaide, Brisbane y otras poblaciones grandes y pequeñas del país también tuvieron o tendrán su particular recibimiento del Año Nuevo, porque la nación emplea tres husos horarios y hay tres horas de diferencia entre Sídney y Perth.
Kiribati, Samoa y Tonga, unos pequeños Estados insulares situados en el Pacífico sur, han sido los primeros países en recibir al 2017, a las 10.00 GMT del 31 de diciembre en el resto del mundo.
Las celebraciones siguieron después en Fiyi y Nueva Zelanda, para continuar en Australia y Asia Oriental.