Cavenagui le dijo adiós al fútbol

Deportes

Uno de los ídolos de la historia reciente de River Plate deja la práctica profesional del fútbol a sus 33 años.

Sin lugar a dudas el camino de Fernando el “Torito” Cavenagui ha sido más que productivo, con 18 títulos en su haber y ocho camisetas vestidas, el ya ex delantero puede mirar su trayectoria e inflar el pecho por lo logros conseguidos. El más grande para él, seguramente, será haber entrado en la historia de River como uno de los ídolos de la institución.

La trayectoria del Torito

En River, Cavenaghi dejó su mejor huella. Estuvo en tres ciclos, en los que ganó nueve títulos (Torneos Clausura 2002, 2003 y 2004, Ascenso 2011/12, Torneo Final 2014, Copa Sudamericana 2014, Copa Argentina 2014, Recopa Sudamericana 2014 y Copa Libertadores 2015). Marcó 112 goles en 212 partidos. Sin embargo, todos los hinchas millonarios lo recordarán y le agradecerán por siempre que haya vuelto en el peor momento de la historia de la institución: tras el descenso a la B Nacional. Jugó toda la temporada 2011/12 y, junto con Chori Domínguez y David Trezeguet, lo devolvieron a Primera División.

Con el Bordeux de Francia gano: Copa de la Liga en 2007, Supercopa de Francia 2008, Ligue 1 en 2009 , Supercopa de Francia en 2009 y la Copa de la Liga en 2009.

También consiguió la liga de Chipre con el Apoel en 2016.

Con la Selección consiguió el Sudamericano Sub-20 en Montevideo en 2003.

Amor por “La Banda”

Mediante una carta se despedía de los hinchas de River Plate y del club que lo vió nacer futbolísticamente.

“Hoy es un día especial para mí. Mediante esta carta y un posterior video, anuncio orgullosamente el final de mi carrera deportiva. Más que ponerme triste, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer, hay tantas personas que debería agradecer que no me alcanzaría el día para nombrarlos. Estoy realmente feliz y orgulloso de haber logrado ese sueño de niño que me mantuvo en vilo durante toda mi infancia. Ni con el mejor de los sueños hubiese imaginado vivir tantas cosas emocionantes y especiales en mi vida, agradezco a Dios la oportunidad que me dio de poder lograrlo y, en su mayoría, disfrutarlo. Como todo en la vida, nada fue fácil. Fui viviendo diferentes estados, empezando por mi infancia yéndome a vivir a esa enorme ciudad a los 12 años de mi vida, pero en busca de ese sueño al cual ningún obstáculo podía quitármelo. Quiero agradecer a mi familia por bancarme y apoyarme en esa difícil decisión de irme lejos de casa a tan temprana edad, pero supieron entender que iba en busca de un sueño, el sueño más hermoso de mi vida. Gracias a todos mis formadores, tanto en la vida como en lo deportivo. Desde el jardín de infantes hasta el secundario, cada profesor, cada entrenador, cada compañero fue importantísimos en el aprendizaje de la vida, ya que de cada experiencia uno saca siempre cosas enriquecedoras. Qué decir de vos, mí querido Club. Cuántas cosas vividas.

 

Desde los 12 años transitando los pasillos y cada rincón, gracias por darme la posibilidad de crecer y de formarme dentro tuyo, gracias por hacerme vivir imborrables recuerdos y emociones. Jamás olvidaré, entre tantas cosas que me tocó vivir, este último partido de despedida levantando la Copa más soñada bajo esa lluvia intensa, ni el mejor cuento hubiese tenido un final tan soñado como el mío. Dentro tuyo reí, soñé, lloré, viví y disfruté. Qué orgullo llevarte tatuado en mi piel. Gracias a mi esposa e hijos por ese apoyo incondicional, mis padres, abuelos malcriadores, mis hermanos, mis tíos, primos, a mi representante y tantos amigos que fueron fundamentales en el envión anímico y de vida, sobre todo en esos momentos difíciles que me ha tocado transitar y que tal vez uno pensaba que estaba todo perdido. Gracias a cada presidente del Club y directivos, trabajadores del Club, desde la pensión hasta el colegio, utileros, peluqueros, lavanderos, cocineros, la seguridad. Todos fueron claves para que desde tan chicos nos sintiéramos en casa y más allá de esta lejos de nuestros seres queridos nunca nos hicieron faltar nada, eternamente gracias. Podría hablar y agradecer horas y horas, pero sería interminable.

 

Gracias al periodismo, árbitros y a cada hincha del fútbol argentino por el respeto. La pasión que se vive en nuestro país no existe en ningún otro lugar del mundo. Gracias a la Selección Argentina. Qué orgullo vestir esos colores. Párrafo aparte, agradecer a cada club que en diferentes etapas de mi carrera me llevaron a jugar por sus colores. Gracias por confiar en mí. Orgulloso de los hermosos clubes que me tocó jugar y vivir experiencias únicas, futbolísticas y de vida. Repito: agradecido a la vida por todo lo que me tocó vivir y la carrera deportiva que me tocó jugar. Tal vez más que lo soñado. Gracias, gracias y más gracias a todos los hinchas «millonarios». Muy orgulloso de ser parte del Más Grande. Ustedes sí mostraron incondicionalidad hasta en los peores momentos. Qué lindo poder retirarme y ver el Club como se encuentra hoy. Sin dudas, un antes y un después de la barbarie. Volvimos a donde teníamos que estar ¡y para siempre!

 

Infinidad de gracias”.

 

Fernando Ezequiel Cavenaghi.