La familia vive en condiciones inhumanas e incluso sufren con las lluvias o tormentas fuertes, en una casa donde la mayoría de los integrantes de la familia son menores de edad.María Yedro hizo pública su difícil historia de vida, en la cual se arregla como puede para vivir en una “casa” realmente muy pequeña donde conviven 16 personas, en un espacio de 4 x 4 metros, ubicada en el barrio Municipal de la localidad.
“Acá vivimos yo, mi marido y tenemos 5 hijos. La mayor de mis hijas tiene tres nenitos y la otra tiene dos de un año y de un mes. Me olvido de algunos pero somos 16 en total. Todos vivimos en esa pieza. Duermen todos amontonados. No tenemos más lugar. Algunos duermen en el piso”, confesó María.
Los menores
Una beba de un mes, un bebe de 10 meses y niños de 2, 3, 4, 5, 9, 11 y 13 años, son los pequeños que viven en el diminuto hogar.
Debido a la falta de espacio cocinan al aire libre y tienen el excusado en el patio de la casa. Con la lluvia de este domingo la situación en el lugar se complicó porque se quedaron sin luz, y con muchas filtraciones.
María describió tambien lo mal que la pasan cuando se avecinan las lluvias o tormentas. “Durante la tormenta empezaron a volar unas tablas. Después corto la luz y los chicos lloraban porque caían las piedras y estábamos en el oscuro. Entró agua en la casa por una ventana. La tapamos con una chapa sostenida con un palo. Cayó el palo, cayo la chapa y ahí entro agua por el viento. La tormenta fue muy peligrosa. Mi marido se levantó, alumbramos con una vela y fue a acomodar un poco las cosas. Se nos llena de agua el patio cada vez que llueve. Es una parte baja. Estamos necesitando tierra para rellenar. No tenemos ningún lugar seco, está todo mojado. No podemos salir para atrás ni para adelante. Los chicos andan en medio del barro y descalzos porque se les ensucia las zapatillas”.
El ruego por asistencia
“Pedimos a las autoridades que nos atiendan. Nosotros somos gente muy humilde y necesitamos que nos ayuden”, fue el pedido desesperado de María y su familia.
Fotos y testimonios: El Movilero.
