Mike Koech pensaba que su vida no tenía sentido, hasta que fue a ver al doctor Pedro Kavadas, quien le extrajo el peligroso tumor.
“A Mike me lo encontré en la calle, como dice la copla. Tenía un ameloblastoma masivo, mucho más grande que su cabeza. Era un tumor semimaligno; es decir, que no metastatiza habitualmente, pero que reaparece localmente”, lanzó Pedro Kavadas.
Lo cierto es que salvó su vida, porque ningún médico de su Kenia natal, ni las decenas de especialistas que fue a visitar después, pudieron ayudarlo con su enorme tumor. A pesar de que era benigno, lo habían considerado “inoperable”, porque la cirujía podía acabar con la mitad de su cara.
Luego de cuatro intervenciones quirúrgicas en el Hospital de Manises de Valencia, el doctor Kavadas logró extirparle el tumor y devolverle a Mike las esperanzas de una vida “normal”, a pesar de haber perdido el ojo izquierdo durante la operación.
Sin embargo, se dieron en un período prolongado de tiempo: 2011, 2013, 2015 y 2016. A lo largo de ellas, los médicos tuvieron que extraer segmentos grandes de la base del cráneo y de la cara, que luego fueron reconstruidos con microcirugía.
A pesar de la pérdida, Mike asegura que hoy se siente muy feliz con su nueva vida, lejos del tumor. Gracias a eso, puede salir a trabajar y ganarse la vida arriba de su moto-taxi, la cual es una importante fuente de dinero para alimentar a su familia.
“Para mí esta es una historia muy bonita, porque la tercera hija de Mike se llama como mi madre, Carmen. Cuando nació el bebé, él me dijo que le diera un nombre, porque esa hija me la debía a mí”, describió el médico.
Era un caso límite, pero él decidió arriesgarse. “La alternativa era dejarlo morir miserablemente. No podemos saber en la actualidad si está curado, pero sí sabemos que le estamos prolongando la vida. Estará en observación, y si el tumor reaparece será intervenido de nuevo. La lucha durará lo que dure. Decir algo más que eso no sería realista”, finalizó Kavadas.
Salud 360.
