Durante la noche del 10 de noviembre de este año el pastor Pablo Johansson efectuó una denuncia ante la Comisaría Tercera de Sáenz Peña por la ocupación clandestina del predio que habían comprado el 24 de mayo de 2005, con fondos que reciben de Suecia. Se trata de un terreno de casi cuatro manzanas (39.824,64 metros cuadrados).
El predio linda con la Iglesia, que está ubicada en calle 49 y 41, entre las calles 8 y 10 del Barrio Hipólito Irigoyen de Sáenz Peña.
Actualmente el lugar, que es un área urbanizada y con mucho movimiento de vecinos, se ha convertido en una zona “liberada”, según expresiones de los pastores y de los fieles de la Iglesia.
Kenth Gunnar y Pablo Johansson son pastores de la Iglesia Evangélica “El Buen Pastor” en Sáenz Peña. Para la importante obra que realiza esta entidad religiosa creó la Fundación evangélica que lleva el mismo nombre. Pablo realizó la denuncia en su condición de pastor y de miembro de la administración de la Fundación El Buen Pastor.
Denunció que varias familias, que estarían encabezados por Jorge Paniagua, Miguel Gómez y Marisa Ramírez, ingresaron y ocuparon una parte de las tierras de la Fundación, donde se “pretende construir una Escuela y una plazoleta con distintos juegos recreativos y deportivos para todos los niños del barrio”.
El denunciante agregó que “Daniel Jara se presentó en la entrada de la Iglesia portando un arma de fuego”, lo que fue observado por Rubén Ortiz, quién es personal de seguridad de la Iglesia. El pastor acusó que Jara amenazó de muerte y “provocó miedo a toda la gente que en esos momentos estaban dentro del Templo, donde habían unas cincuentas personas incluidos niños, aduciendo además que tiraría tiro a cualquiera que impida o trate de impedir que tomen los terrenos que ellos necesitan”. Johansson denunció que “en esos momentos se escuchaban estampidos similares a disparos de arma de fuego”.
Por inoperancia policial y judicial realizaron otra denuncia
Kenth Gunnar Johansson efectuó una segunda denuncia, ante la misma Comisaría, el pasado el 13 de noviembre. Como presidente de la Fundación Evangélica El Buen Pastor, también expuso que “ tomaron el predio lindante a la Iglesia (…) donde el día jueves a la noche tuvieron inconvenientes con los mismos (ocupantes), más precisamente con el ciudadano Gómez Miguel, que pertenece a la etnia Toba, ya que el mismo es el «cabecilla» de las personas que tomaron el mencionado predio (…) aplaudió y manifestó «Vamos muchachos, que esto no va a parar hasta llegar a la fundación», por lo que el dicente teme por su integridad, como así por los bienes de la Iglesia, donde siempre se mostraron agresivos contra el compareciente ese mismo día, donde tenían intenciones de romper su automóvil, pero no pasó a mayores, ya que arribó al lugar el ciudadano a quien conoce como José Cabrera, quién habló con esas personas, pudiéndose retirarse del lugar pacíficamente”.
Impotencia de creyentes y pastores
Además de la ocupación ilegal del terreno de la Iglesia, son muchas las irregularidades que acusan los creyentes y pastores. La clandestinidad ya no es tal; sin embargo, el Fiscal actuante, Gustavo Valero, actúa perezosamente y no ha individualizado hasta ahora a quiénes usurparon el terreno dado que el personal policial que intervino en la contratación no determinó ningún nombre. Todo esto ocurre en el trámite del expediente, según los pastores, a pesar de que ya es público que un sector político impulsa la ocupación de la tierra por parte de indígenas y criollos que son traídos de otros lugares dado que muchos de ellos no son vecinos del Barrio Hipólito Irigoyen. La juez de garantías se mantiene expectante. Las autoridades municipales vienen sospechadas de impulsar la ocupación, aunque cuando tratan el tema muestran preocupación y señalan que la solución está en manos del gobierno provincial. Mientras tanto, la Iglesia y la Fundación ven interferidas sus actividades religiosas y solidarias que vienen desarrollando desde hace veinticinco años.
Creyentes y pastores destacan que la Policía no quería tomarles las denuncias que querían realizar. Están conmocionados por la situación y por el hecho de que el Fiscal solamente investiga la posible usurpación de la tierra, sin que haga lo mismo respecto a las amenazas, la portación de armas, los abusos y los daños que denunciaron. Los pastores Kenth Gunnar y Pablo Johansson fueron invitados a conversar con altos funcionarios municipales. En la entrevista y después se sintieron hasta intimidados. Entendieron que se los impulsaba para que cedieran las tierras, que arreglen rápido el conflicto. Señalaron que los funcionarios se postularon para intermediar en las negociaciones con el gobierno provincial. Sospechan la existencia de acuerdos entre tales funcionarios, la Municipalidad y el fiscal Gustavo Valero. Hasta pensaron en realizar una denuncia penal contra los funcionarios, pero por tolerantes y comprensivos no lo hicieron hasta ahora.
Se debió evitar la ocupación y los conflictos
Evidentemente la ocupación del predio no debió concretarse si los organismos del Estado hubieras actuado de manera apropiada. El conjunto de fallas y, sobre todo, de las inexplicables omisiones en que han incurrido las autoridades policiales y municipales, permitió que se desencadenara la ocupación y que se creara una crisis evitable, que ha generado secuencias de altos niveles de tensión, violencia y confrontación.
El 1º de agosto de 2015 Pablo Johansson ya había puesto en conocimiento de las autoridades policiales que se “rumoreaba” que algunas personas tendrían intenciones de ingresar al predio. A través de la exposición que realizó en la Comisaría 3ª solicitó “que se tomen las medidas correspondientes para evitar cualquier tipo de incidentes solicitando el refuerzo de la seguridad en el lugar”.
El 5 de noviembre de este año Johansson también realizó una exposición en la Comisaría 3ª señalando que se había reunido con quién conoce como Miguel Gómez, quién estuvo acompañado por una cincuenta personas, en su mayoría aborígenes, quién “le planteó que la comunidad aborigen solicita una parte de la tierra de la propiedad de la Fundación”. El pastor expuso ante la autoridad policial que les explicó que era “imposible cederle parte de esas tierras ya que existen proyectos”, y agregó que “para darle ayuda a su comunidad aborigen le venderían una parte de las tierras al Instituto de Vivienda de la Provincia para que puedan llevar a cabo la construcción de viviendas que serían para la comunidad aborigen”.
En esta exposición el pastor dejó claramente asentado que ese día, 5 de noviembre de 2016, “tomó conocimiento que la comunidad aborigen se encuentra invitando a todos los vecinos a tomar posesión de dichas tierras (…) en horas de la noche”, y que por ese motivo es que radicaba la exposición a los fines de que las autoridades policiales adoptaran las medidas preventivas para que el predio no fuera usurpado.
Después de la toma de la tierra se realizaron varias denuncias que formularon los fieles de la Iglesia. Los denunciantes coincidieron en manifestar que temían por sus integridades físicas y que fueron amenazados con armas, palos y objetos contundentes e insultados, y que se les impedía celebrar sus ceremonias religiosas.
¿Qué es la Fundación Evangélica El Buen Pastor?
Es una Fundación cristiana, abocada al trabajo social con comunidades indígenas y personas en situación de pobreza, a quienes asisten para que se desarrollen. Gestiona a través del sistema de padrinazgos y su principal beneficiario son los niños, en el contexto de comunidad-barrio-familia. Organizaron departamentos de derechos humanos, cuidado de la salud, educación, capacitación laboral, desarrollo social y acción evangelizadora.
Entre las obras más importantes que concretó la Fundación sobresalen varias, como la instalación de una red de agua corriente para el barrio Nam Qom, la compra de un predio de 25.000 metros cuadrados para aprendizajes y huerta, la edificación de una escuela de capacitación, la edificación de un salón multiuso con oficina, capacitaciones durante todo el año en cocina y repostería, corte y confección, artes decorativas y tejido autóctono, capacitaciones esporádicas en computación y albañilería. También se destaca la compra de un campo agrícola y ganadero para aprendizaje y formación de niños aborígenes y carenciados, entre ellos niños de la calle, tres casas albergues, taller, comedor y cocina, galpón con un tinglado, equipado con máquinas y herramientas, con corral con manga y cargadero, construcción de un Centro de Salud «Estrella de la Esperanza» con equipamiento médico en barrio Nam Qom, refacción y ampliación de la Escuela 939, donación de un Jardín de Infantes y construcción de 66 viviendas en el barrio Nalá junto a los aborígenes, construcción a cinco Iglesias en Colonia Aborigen, La Matanza, Pampa del Indio, Nam Qom, Barrio Nalá, Santa Mónica y Resistencia. Construcción de 85 viviendas en Quitilipi, cavado de una represa con alambrado perimetral y pozo con filtro para provisión de agua para los hogares, compra de instrumental médico y aparatos varios, donación de sillas de ruedas, construcción de una sala de niños en la sección de Neonatología y donación de aparatos de aire acondicionado, construcción de un Centro de Cuidado Infantil en el Villa Chica de Resistencia.
Centro de Estudios e Investigación Social Nelsón Mandela.