Desde alfajores y leches hasta bebidas espumantes y postres cambiaron el tamaño de su presentación para escapar de la crisis. La práctica ya se vio en 2001 y, según denuncian, «se trata de publicidad engañosa».
Con una inflación que, según se estima, cerrará en 2016 cerca del 40%, ir al supermercado es una tarea cada vez más difícil. Según datos privados, la caída del consumo en noviembre mostró una baja de volúmenes vendidos de un 5,9%. Y es por ese motivo que varias empresas, en su búsqueda para sobrellevar la crisis, decidieron achican sus envases, pese a que curiosamente mantienen o hasta aumentan sus precios.
En las bebidas, las modificaciones se pueden advertir desde los últimos dos años. Las botellas de vinos y aperitivos, por ejemplo, achicaron su envase. La mayoría pasó de 1 litro a 750 cc. Algunas marcas, en tanto, ofrecen ambas versiones, como por ejemplo una de las primeras líneas de fernet.
Y los casos se repiten en los clásicos espumantes típicos de las fiestas. La sidra pasó de 950 cc a 750 cc y una de las principales marcas hasta lanzó una versión de 330 cc. Lo que buscan es ofrecerles a los clientes productos accesibles y de primera calidad, para que el comprador no se vuelque hacia las segundas marcas.
Se trata de una práctica muy común, de hecho durante la crisis de 2001 los ejemplos abundaban. Y el fenómeno hasta tiene término propio: downsizing, achicamiento en inglés.
Los productos se achican: pesan menos, traen menos gramos o menos unidades. Y aunque el argumento que esgrimen las empresas es que el consumidor prefiere envases chicos para consumir lo que necesita día a día, lo cierto es que la práctica constituye una inflación oculta.
Según comentó Héctor Polino, presidente de Consumidores Libres, al diario Ámbito Financiero, la maniobra «se trata de publicidad engañosa». «Yo lo vengo denunciando hace varios años, pero ahora se ven incrementados los casos», explicó. Y amplió: «No se debe comparar precios sino calidad y cantidad del artículo que se está adquiriendo. No hay dudas de que se trata de un aumento encubierto».
Para Polino la explicación parece sencilla, los compradores se volcaron hacia los productos de segundas y terceras marcas y esto produjo una caída más que marcada en las primeras líneas. «En los últimos meses observamos una disminución de primeras marcas, lo que produjo un aumento de las segundas y hasta terceras marcas», sostuvo.
Los alfajores y las galletitas son otros de los productos que más vieron modificado su envase. Muchas galletitas redujeron su tamaño y los alfajores se quitaron de encima algunos gramos. El clásico Havanna pasó de 55 gramos a 50 gramos, pocos se dieron cuenta del cambio. Por supuesto el precio no se redujo sino que hasta se vio incrementado.