La tasa de inflación Argentina multiplicó varias veces a la de sus vecinos: fue cinco veces la de Uruguay y Brasil, diez veces la de Bolivia o Paraguay y 15 veces la de Chile.
La mayoría de los países de la región mantuvo sus índices inflacionarios en un dígito e incluso consiguió recortar el incremento de precios respecto de 2015.
Como ocurre desde 2012, Venezuela fue una cruda excepción: ya en la senda de la hiperinflación y sin datos oficiales, la escalada de precios de 2016 se estima en un promedio de 500 por ciento. El Banco Central de Venezuela había determinado una inflación de 180,9% en 2015.
Sin los datos definitivos del cierre del ejercicio de 2016, Brasil acumulaba a noviembre pasado una inflación anualizada de 7%, aunque los economistas consultados por el Banco Central brasileño esperan finalizar 2016 con un alza del 6,4%, notoriamente debajo del 10,4% de 2015, cuando tuvo el mayor nivel en trece años. Desde hace años el gobierno brasileño se impuso una meta de inflación del 4,5% anual, con un margen de tolerancia de dos puntos porcentuales, lo que le permite con este esquema llegar al 6,5 por ciento.
El Banco Central de Chile informó que la inflación llegó a 2,7% anual, su menor nivel en tres años, por debajo de la meta del 3%, en un marco de desaceleración de la economía.
En Bolivia, la inflación anual de 4% fue mayor a la de 2015, aunque por debajo de las estimaciones oficiales para este año. En el caso de Colombia, alcanzó 5,8% anual, por encima de una meta de inflación del rango de 2 a 4 por ciento, aunque inferior al 6,8% acumulado en 2015.
El campeón antiinflación fue Ecuador, que acumuló 1,1% anual, una cifra por debajo de la meta oficial prevista y la más baja desde que el presidente Rafael Correa asumió el cargo en el 2007.
En Uruguay (+8,1%) preocupa una inflación por encima del 7% fijado como referencia por la autoridad monetaria, aunque el resultado fue inferior al 9,9% previsto por el Ministerio de Economía y Finanzas oriental en el presupuesto que presentó al Congreso.
En las últimas semanas México enfrenta un proceso devaluatorio del peso y un repunte de la inflación a niveles no vistos en cuatro años, ante las previsiones de una áspera relación comercial con los EEUU, una vez que asuma Donald Trump la presidencia. Analistas privados estiman en 4,7% la inflación acumulada en los últimos 12 meses, lo que llevó al banco central mexicano a evaluar un aumento de las tasas de referencia al 6,75% anual.
El Banco Central argentino contribuyó dentro de sus facultades a contener el avance de los precios, con altas tasas de interés y la expansión de la deuda de Letras (LEBAC), con la que absorbió el excedente de liquidez. También procuró fijar límites a la emisión de pesos para financiar al Tesoro nacional.
Por el contrario, la devaluación del peso luego de eliminado el “cepo” cambiario, los desembolsos para compensar los contratos de dólar futuro pendientes de 2015 y el aumento de tarifas y combustibles empujaron a la inflación muy por encima de los pronósticos oficiales.
Para 2017, las expectativas de inflación argentina siguen elevadas, aunque en torno al 20% anual ya representan la mitad que el simbronazo de 2016.
En base a la desaceleración de precios medida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en el segundo semestre del año pasado, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne confió en que en 2017 podría situarse en 19,6%, que significa un aumento mensual de 1,5 por ciento. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una variación del 6,4% desde septiembre a diciembre del 2016.
Según el Relevamiento Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que recaba datos de consultoras privadas, se espera para los 12 meses de 2017 una inflación acumulada de 21 por ciento.