La familia Galarza asegura que su hijo está vivo y piden que lo devuelvan

Corrientes

La mujer asegura que esperaba trillizos, pero en el hospital Materno neonatal “Eloisa Torrent de Vidal” recibió dos bebés, por ello hizo la denuncia de robo y sustitución de identidad. Además, habló de violencia obstétrica.


El relato de la mujer y el de la directora del centro de salud presentan contradicciones. La doctora a cargo del nosocomio, Liliana Méndez Gallino, dijo que el ecógrafo de dicha institución copió el informe de un colega; mientras que la mujer contó a este medio que frente a la pantalla, cuando efectuaba el estudio, el doctor afirmó que eran trillizos.

 
«Me atienden en la urgencia del hospital de Goya cerca de las 23, me dijeron que me quedara porque estaba dilatando. Los médicos se sorprendieron al ver las ecografías porque eran trillizos y, por los dolores intensos que tenía, me quedé toda la noche ahí. A la mañana siguiente, seguían las molestias, por eso la doctora López me informó que me iba a trasladar a Corrientes, me dijo: “El hospital no está preparado para atender un parto de tres bebés”. Salimos de Goya a las 23.30 del sábado.
Cuando llegué los médicos ya sabían mi situación y decían: “Ahí viene la súper mamá”. Hicieron varios estudios. Me preguntaron en un momento: “¿Estás segura de que son tres?”. Y le digo que sí, por eso me trasladaron. Cuando llegué me hicieron escuchar los tres latidos, en todo momento sabía que eran tres y los médicos lo confirmaron. Hasta el doctor que me hizo escuchar los latidos me aseguró que eran trillizos.
Luego, me dicen que iba a quedar internada en alto riesgo, le pedí que mi madre se quedara conmigo y la dejaron. Seguía con los dolores y cuando pregunto por qué no me hacen cesárea me piden que aguante un poco más. Pasé muchas horas así y me entregué a Dios.
El día 14 al mediodía me hacen una ecografía, era sólo para constatar que estén los tres bebés bien. Cuando me siento y se empieza a ver la imagen, el ecógrafo Aguirre dice sonriendo mientras ve la pantalla: “¡Son trillizos!, ¿te hiciste inseminación artificial?”. Le respondí que cómo voy a hacer eso, si soy una mujer humilde, y le cuento que en mi familia y en la de mi marido hay mellizos. Cuando me está llevando la enfermera en silla de ruedas me pide que sostenga la ecografía y me dice: “Podes mirar tu ecografía si querés”. Ahí leo que eran tres bebés.

 

 

El día 14 a la noche seguía dilatando, cerca de las 23 pedí a la doctora de guardia que venga y ella nuevamente encontró los tres latidos. Le dije que no aguantaba más los dolores y me dice que íbamos a ir a una cirugía de urgencias, en pocos minutos prepararon el quirófano, le digo que no había nadie de mi familia y ahí la llamo a mi sobrina que estaba recostada en el banco de la sala de espera. Le pedí que la dejen entrar y me dijeron que no porque era una cesárea de urgencia. Ahí me colocaron anestesia y me desperté al día siguiente cerca del mediodía.

Lo primero que pregunté fue por mis bebés y me dice la enfermera que no podía hablar por la anestesia. Luego, volví a despertarme a las 15.30 y ya estaba mi marido quien me dice que no lo dejaron ver a los bebés, permitieron sólo que me vea a mí en el horario de visita. En ese momento llega el doctor Aguirre y dice: “Permiso, tengo que decirle algo a los dos, en la ecografía sólo salió que eran dos bebés y nacieron dos, soy humano y cometo errores”. No sabía cómo explicar lo que sucedió, desde ese momento nadie se acercó, excepto cuando llamaba por algún dolor. Las enfermeras siempre estaban y destacó su ayuda.
No, sólo cuando lo pedía. Preguntaba sobre la limpieza de la herida de la cesárea y no me respondían. Recién el 19 de enero me limpiaron. Es el segundo embarazo, tengo una nena de seis años. Un ecógrafo en Goya me dijo que eran dos nenas y un varón, no estaba muy seguro, pero me comentó que esos serían los sexos de los bebés».

 

¿Cómo fue el momento en que le dieron el alta?
«Estaba en la sala 4 a las 20.30 y pido hablar con la doctora de guardia para que se quede mi marido conmigo. Ella me respondió que no permiten que se quede ningún hombre y se fue a dormir en un banco de afuera. A las 21 viene un pediatra y me dice, mientras estaba amamantando, que ya tenía el alta. Me quedo callada y me dice: “Váyase”. Protesté por qué me dieron el alta a esa hora. Además, a uno de mis bebés le encontraron un soplido en el corazón y no sabía si estaba bien. Ahí le pido a una enfermera que vea a mis bebés y salgo afuera a llamar a mi marido para que escuche lo que estaba pasando. Les dije que dónde iba a conseguir un transporte, si a las 22 pasaba el último colectivo y no conocíamos a nadie en Corrientes.
Cuando llegó la asistente social a firmar el alta, después de las 22, me dijo: “Nunca dieron el alta a esta hora, le pido disculpas por la tardanza, yo estaba cocinando en mi casa”. Según lo que me contó personal del lugar fueron los directivos quienes tomaron esa decisión. Fue la gente de Infancia Robada quienes me ayudaron a volver a Goya».

 

¿Cómo se encuentran usted y sus niñas?
«Durante todo el viaje de regreso a Goya lloré mucho, en el hospital no podía. Ahora estoy muy mal, saco fuerzas por mis hijas. Para mí, mi hijo está vivo y pido al que hizo esto que lo entregue, es algo muy feo lo que me tocó vivir.
Sinceramente anoche (por el sábado a la madrugada) estuve muy mal emocionalmente, tengo todo destrozado, el corazón y la mente. Sé que hay algo muy turbio, yo soy muy humilde y nunca vi que le den el alta a la noche a una mujer. A los médicos que nos atendieron nunca le importamos ni yo ni mis hijos, sí rescato el trabajo de las enfermeras. Ahora está todo en manos del abogado».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Litoral.-