«Lula es el máximo comandante del Lava Jato» aseguró el Fiscal de la causa de Petrobras

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Deltan Dallagnol, que trabaja con el prestigioso juez Sergio Moro, apuntó contra el ex presidente de Brasil. Advirtió además que “hay vidas en peligro” porque “hay fuerzas que intentan sofocar la investigación”. Y adelantó que “se multiplicarán por dos” los arrestos de políticos y empresarios.

El fiscal federal que dirige una gran pesquisa por corrupción en Brasil cree que acontecimientos recientes podrían multiplicar por dos el tamaño del caso, una posibilidad abrumadora dado que la investigación ya ha implicado a muchos de la élite del país.

 

Al detallar los cargos de corrupción y lavado de dinero contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en septiembre, Dallagnol describió a Lula como «el máximo comandante de la trama de corrupción identificada como Lava Jato».

 

Los defensores de Silva y su Partido de los Trabajadores acusaron de inmediato a Dallagnol de inmiscuirse en política porque Lula ni siquiera había ido a juicio. Lula, que gobernó entre 2003 y 2010, ha expresado su interés en volver a presentarse a la presidencia en 2018 y lidera los sondeos.

 

Dallagnol defendió sus declaraciones, afirmando que se basaba en todos los casos contra Lula y no sólo en los cargos que se presentaban ese día. El fiscal señaló que sólo dos de los cinco casos contra Lula están en su jurisdicción.

 

«Con Lava Jato, he aprendido que los políticos nunca son corruptos», dijo con ironía. «Siempre están perseguidos».

 

Casi tres años después de las primeras detenciones en marzo de 2014, la llamada Operación Lava Jato no tiene un final a la vista, dijo Deltan Dallagnol, coordinador del equipo de trabajo en el estado de Parana, donde comenzaron las operaciones y está centrado gran parte del caso bajo la jurisdicción del magistrado Sergio Moro.

 

«Yo diría que los nuevos acuerdos de culpabilidad podrían permitir que la Operación Lava Jato multiplique su tamaño por dos en el futuro», dijo el jueves Dallagnol a Associated Press, que declinó entrar en detalles porque los casos siguen en marcha.

 

Lo que comenzó como una pesquisa sobre el lavado de dinero se ha convertido en un escándalo de corrupción tan grande que ha conmocionado a los brasileños, acostumbrados desde hace tiempo a los trapicheos en la política.

 

Los investigadores creen que se pagaron más de 2.000 millones de dólares en sobornos en una trama corrupta en torno a la petrolera estatal Petrobras, que implicaba a grandes empresas constructoras como Odebrecht. En los últimos años, docenas de políticos y empresarios han sido condenados y encarcelados y muchos más afrontan cargos.

 

En una amplia entrevista, Dallagnol dijo que en la investigación hay «vidas en peligro» debido a las fuerzas que intentan sofocarla. La presión ha ido creciendo conforme el número de «personas poderosas implicadas en ella crece cada día».

 

La pérdida del juez del Supremo Teori Zavascki, que supervisaba una parte considerable de la investigación y murió la semana pasada en un accidente aéreo, fue un gran golpe, pero no descarrilará los muchos casos abiertos, afirmó Dallagnol.

Aunque muchos creen que la investigación está creando un «nuevo Brasil», el fiscal señaló que su efecto a largo plazo depende de si el país más grande de Latinoamérica toma medidas para reformar sus sistemas político y judicial. Comparó la situación con la de un paciente enfermo que va al médico y recibe un diagnóstico, pero no sigue las recomendaciones médicas. «Por desgracia, seguimos en la fase de diagnóstico», dijo Dallagnol, que estudió derecho en Brasil y después obtuvo una maestría en la Universidad de Harvard.

 

Dallagnol dijo que la investigación Lava Jato tuvo éxito gracias a una estrategia en cuatro frentes: negociaciones para que algunos implicados admitieran su culpabilidad, lo que llevó a nuevas revelaciones; «fases» operativas que avanzan de forma progresiva; una estrecha cooperación entre autoridades legales y judiciales y una estrategia transparente de comunicación que incluye publicar detalles de los casos una vez se hacen detenciones.

 

El fiscal también elogió al juez Moro, señalando que su gran conocimiento del derecho en materia de corrupción y su capacidad de aplicar la ley de forma concisa fueron factores clave.

 

Para muchos brasileños hartos de la corrupción y de sus líderes políticos, Moro y Dallagnol son héroes, una designación que Dallagnol rechaza de plano.

«Sólo hacemos nuestro trabajo», dijo.

La investigación ha alcanzado tal dimensión que se está expandiendo a otros estados y jueces. La orden de arresto emitida el jueves en Río contra Eike Batista, antes uno de los hombres más ricos del mundo y ahora buscado por supuestos sobornos, es una prueba de lo lejos que han llegado la Operación Autolavado y sus derivaciones.

 

La fiscalía llegó a un acuerdo el año pasado con docenas de directivos de la constructora Odebrecht. Se cree que los acuerdos, que se espera se publiquen este año, han proporcionado pruebas de sobornos a políticos destacados en Brasil y posiblemente otros países latinoamericanos como Argentina, Perú y Venezuela.

 

Temer, que se ha visto señalado en otras declaraciones negociadas pero no ha sido acusado formalmente, podría ser destituido por el tribunal electoral si las declaraciones de Odebrecht enumeran la financiación ilegal de campaña de la que se le acusa desde hace tiempo. Temer ha negado cualquier infracción.

Dallagnol rechazó las críticas a las estrategias empleadas en la pesquisa, que han incluido casos basados en parte en las declaraciones negociadas, escuchas y declaraciones acusatorias contra sospechosos que aún no han sido condenados.

AP/Infobae.