El Gobierno Nacional quiere que la paritaria docente bonaerense se convierta en el modelo del resto de las negociaciones salariales. La idea es que se acomoden al 17% de inflación, que estima el presupuesto.
Por primera vez en años, en este 2017 ya no se fijará desde el Ejecutivo un porcentaje que guíe la discusión salarial en las provincias, sino que cada distrito pactará con los gremios locales por su cuenta. De todas formas, la Casa Rosada sí presiona para que la paritaria docente bonaerense se convierta en el modelo del resto de las negociaciones. La idea es que se acomoden al 17% de inflación, que estima el presupuesto.
Los gobernadores peronistas volverán a encontrarse esta semana para empezar a discutir la paritaria docente, y acordaron que no ofrecerán subas por encima del 18 por ciento. Es que en la mayoría de los casos, se lleva una porción importante de los presupuestos provinciales. Por caso, en Chubut, el salario de los docentes insume el 45,6% de todo el gasto en sueldos.
«No vamos a ofrecer nada que no podamos pagar ni que ponga en riesgo nuestras finanzas. Tenemos que ser muy cuidadosos. El año pasado fue muy complicado y este no viene fácil», señalaron.
La situación es crítica para provincias como Tierra del Fuego, que viene de un año con casi 90 días sin clases y que hoy mismo tiene dificultades para pagar salarios. «Para nosotros, cualquier aumento es económicamente inviable. Sin asistencia de la Nación no podemos ofrecer absolutamente nada», admitió un funcionario provincial.
Como todo los años, y aun sin paritaria nacional, será crucial lo que ocurra en Buenos Aires, que concentra el 40% de la matrícula nacional. Los gremios ya advirtieron que un aumento de 18% es insuficiente y que no van a aceptar ninguna oferta que no contemple recuperar el 10% de poder adquisitivo que, calculan, perdieron el año pasado.