Hace 54 años nacía el mejor jugador que el basquetbol haya visto, Michael Jeffrey Jordan.
Un anotador sin precedentes
La grandeza de Jordan se mide en números. Promedió 30,1 puntos en su carrera en partidos de temporada regular. En playoffs, cuando se hace el corte entre las estrellas y las superestrellas, eleva ese promedio a 32.4. Claro que la estadística que no mide su estela es la que podría mostrar cómo hizo para que compañeros normalones sean Jordan en los tiempos noventosos de los Chicago Bulls.
Talento y mucho trabajo
Jordan es la evolución propia y ajena. Si a los 20 años le decían Air por su brutal y asombrosa capacidad para saltar (al extremo de parecer flotar por el arqueo de sus piernas en el aire), pasado los 30 y luego de su retiro por el bajón anímico que le generó la muerte de su padre, mutó a jugador más cerebral y mejor defensor.
Su tiro de media distancia destrozó la paciencia de defensores de elite, que tuvieron que padecer su jumpshot/Fade Away con paso hacia atrás que era indefendible.
Su ejemplo, fue ejemplo en la construcción de un equipo que competía con fiereza. Claro que Jordan no era amigo de todos y tuvos sus dramas de celebridad. Su aporte en el campo y en entrenamientos (su profesionalidad) fue el plusvalor de los Bulls.
Venciendo límites desde siempre
Simplemente porque le dijeron que no podía estar en el básquet de su colegio por ser bajo es que se propuso estar. Simplemente porque le dijeron que no podía ganar un título en la NBA es que lo logró. Un terco. De los lindos.
Es tan mágico su aporte histórico en los Bulls que la memoria colectiva basquetbolera olvida sus dos temporadas de retiro en Washigton Wizards (una noche hizo 58 puntos con 38 años).
La vida de “Su Majestad” hoy
Jordan, que pasa sus días entre Charlotte, donde es directivo de los Hornets, y Florida, «donde juega mucho al golf». Smith remata: «Se qué cambia muchos pañales con sus hijas más pequeñas, ja». Está en pareja Ivete Prieto y con ella tuvo gemelas. Tiene otros tres hijos y ninguno con futuro en la NBA.
Tom Sorensen, uno de los afamados columnistas del Charlotte Observer, cuenta que hace en Charlotte el gran MJ: «Aquí no es que ves a Jordan en el supermecado. Está en casi todos los partidos de los Hornets y se sienta al lado del banquillo del equipo. Se lo ve gesticular siempre”.
Hace más de un año que Jordan no habla con la prensa. Lo confirma Mike Persinge, editor de Deportes del diario Charlotte Observer. Crítico de su gestión dice que el armado de los Hornets no funcionó y con suerte el equipo clasifcará a los playoffs esta temporada. Los Hornets pelean por la octava plaza en la Conferencia del Este. En los Hornets alguna vez le dio órdenes a Walter Herrmann, que estuvo en ese franquicia en 2006. «Los hinchas están preocupados por la mediocridad del equipo», cierra Persinge.
Sorensen dice que Jordan no tiene mucha vida pública. «Vive en el mismo edificio que la estrella de fútbol americano local Cam Newton», aporta como detalle.
Smith, Persing y Sorensen, los tres periodistas contactados para esta nota, recibieron la misma pregunta: ¿Jordan sigue jugando al básquet? ¿Aunque sea con amigos?
Coincidieron los tres que no lo saben. «No hay registros de que lo haga», explica con rigor periodístico uno de ellos. Verlo a los 54 sería un lujo, aún en un picado.
Ese es el presente de Michael Jordan, el hombre que hizo todo lo posible para que vean su reinado como un imposible de repetir.
Fuente: Sebastián Roggero (Mundo D).