Violador serial mantiene en alerta a la provincia de Córdoba, atacó seis veces en cinco meses y está prófugo

Policiales

“Si vos hacés la denuncia, yo te mato, y en la Policía se te van a reír en la cara, porque a vos te violé”. dijo el perpetrador a su victima despues de abusar de ella.

Un violador serial, sospecha la Justicia provincial, que entre el 30 de julio y el 22 de diciembre pasado atacó a cinco jóvenes en la ciudad de Córdoba y en La Calera (en dos oportunidades a la misma muchacha), y que hoy la Policía intenta encontrar, hasta ahora sin éxito.
Una serie de abusos que en la mayor parte de los casos tienen una metodología en común: el pervertido contacta a sus víctimas por la red social Facebook, ya que las engaña con falsas ofertas laborales.

De acuerdo a las denuncias que desde el jueves último se concentran en una sola sede judicial de la ciudad de Córdoba –la fiscalía de instrucción de Delitos contra la Integridad Sexual de Segundo Turno, a cargo de Ingrid Vago–, en cinco de los seis episodios denunciados el atacante actuó de esa manera.

En el caso restante, cambió el modus operandi: fue un intento de abuso que planeó en el mismo momento. La fiscal mantiene un estricto secreto de sumario alrededor de la investigación.

De acuerdo a fuentes con acceso al caso, el sospechoso ya estaría identificado, pero hace varias semanas que desapareció, como si alguien lo hubiera puesto en aviso. Ya se libró una orden de captura.

Se sospecha que detrás de estas cinco denuncias pueden existir varios casos más, aunque las víctimas aún no se hayan animado a ir a la Justicia.

Es que la periodicidad de los ataques en los que se presume su autoría es bastante aleatoria: uno a fines de julio, otro a comienzos de septiembre y los tres últimos entre el 1° y el 21 diciembre.

Además de los informantes judiciales y policiales, el medio La Voz entrevistó a algunas de las jóvenes que fueron víctimas de este sujeto, que coincidieron en su descripción. Fueron ellas las que permitieron que todo ahora se conozca.

Las identidades de las víctimas, así como datos sensibles de las causas, se mantendrán también en reserva en esta nota.

A través de Facebook, el depravado llegó a su última víctima.

La joven había publicado en esa red social que buscaba trabajo, por lo que de inmediato él comenzó a escribirle en un chat privado.

Le ofreció ser promotora y la citó a una estación de servicios cerca de La Calera, donde no perdió tiempo en insinuarle otras propuestas.

“En un momento, él se me tiró encima y me lo saqué, y le dije que se estaba desubicando, que yo iba por trabajo. Entonces me dijo que para ser promotora tenía que ser más suelta, más ‘gata’. Por suerte era de día y estaba en un lugar público, por lo que me pude ir”.

Él insistió con más propuestas: sacarle fotos en ropa interior para almanaques. La respuesta también fue negativa.

Días después, una supuesta mujer llamada Sonia la contactó para ofrecerle ser niñera.

El miércoles 21 de diciembre, esta tal Sonia le volvió a escribir pidiéndole que cuidara a su hijita a la noche porque tenía una fiesta. Se pusieron de acuerdo y la citó en un lugar donde la iba a pasar a buscar en auto, para llevarla hasta su casa.

Sin embargo, cuando la joven ya estaba ahí, la mujer le dijo que fuera caminando unos metros más, que ya salía a buscarla.

“Cuando iba por la Costanera no había nadie, y vi que de frente venía un hombre, pero no podía verle la cara por que miraba para abajo. Me pasó por el lado, y ahí me agarró y me llevó para un descampado”, recordó ahora la joven.

“Me amenazó con un cuchillo, me lo puso en la garganta. Me dijo ‘callate y caminá; si vos te portás bien y hacés lo que yo te digo, no te va a pasar nada’; y tuve que hacer lo que él me dijo…”

Luego de que él se marchara, ella fue hasta un camping cercano, donde un remisero la ayudó.

“Estoy amenazada de muerte y tengo miedo; pedí un botón antipánico y me dijeron que no, que me iban a mandar un patrullero a mi casa, pero nunca nada”, se quejó.

“Esa tal Sonia nunca más me escribió, nunca me preguntó por qué no fui a trabajar esa noche, cuando antes me escribía todo el tiempo”, ató cabos.

 

“Esto no me lo puedo quedar para mí, no puedo quedarme callada porque me va a quedar en la cabeza, y tiene que servir para prevenir”, completó.

 

Seguidilla

Antes de este ataque, el último denunciado, existieron otros cinco que hoy tienen al mismo sospechoso en la mira, de acuerdo a lo que investiga la fiscalía.

El primero de estos casos ocurrió el pasado sábado 30 de julio. Otra vez, el ardid: alguien que detrás de un chat de Facebook contactó a una adolescente para ofrecerle ser promotora.

Tras un cruce de contactos, acordaron una cita en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba, a media mañana. Él llegó en un auto, le dijo que subiera y terminó por llevarla a otra parte, donde la abusó.

Luego la llevó hasta la casa de ella. En el camino, le iba diciendo que él era policía, que conocía dónde vivía y que no lo denunciara porque las represalias iban a ser peores.

El sábado 2 de septiembre, otra jovencita que había entablado contacto vía Facebook con un desconocido que le ofrecía repartir volantes terminó por concertar una cita laboral con él.

Esta vez, le dijo que era policía y que salía de trabajar tarde, por lo que le pidió que se encontraran cerca de las 22 en un hipermercado de la zona noroeste de la ciudad de Córdoba.

Ella fue junto a su pequeño hijo de pocos meses, algo que poco le interesó al atacante. La invitó a subir a su auto, para luego obligarla a ir hasta un sector de la periferia de la ciudad, donde la violó.

Después, la llevó junto con el pequeño hasta la casa de ella.

La víctima, que proviene de un hogar muy vulnerable, primero no realizó la denuncia. Tres días después, a media mañana, volvió a encontrarse con este sujeto, que le había prometido que le iba a comprar un celular.

Otra vez, la llevó hasta un descampado, donde abusó de ella.

Ahí sí, ella denunció el doble ataque. Y aportó un dato sensible: en medio del recorrido, antes del abuso, él frenó frente a una comisaría e ingresó.

El sospechoso demostró tener un papel muy aceitado en simular que era policía. Y, al mismo tiempo, también dejó al descubierto que conocía el funcionamiento de esta institución.

El miércoles 1 de diciembre se produjo el cuarto ataque registrado. En este caso, se trató de un intento, porque no llegó a consumarlo.

Lo extraño es que esta vez el violador cambió la metodología, ya que eligió a su víctima en el momento y no por Facebook.

Todo sucedió a la mañana en un edificio del Centro de la ciudad de Córdoba.

“Ese día estaba esperando al portero que me viniera a arreglar la persiana y a las 12.15 me tocaron el timbre. Cuando pregunté quién era, me contestó que era el portero, por lo que fui a la puerta. Ni bien la abrí dos centímetros, él metió la mano y la cabeza; estaba encapuchado con una remera y solo se le veían los ojos”, relató la joven.

 

“En la mano, tenía un destornillador; forcejeamos pero me ganó, mientras yo gritaba para que me escuchara algún vecino. Cuando me miró, sentí que no venía a robarme; no me pidas que te explique cómo lo supe, pero me di cuenta de que me iba a violar. En mi vida vi unos ojos así, como si hubiera un demonio. Me hice pis encima del miedo que me dio”, recordó.

 

“Me arrastró al lado de la cama, todo el tiempo intentando reducirme y tirarme a la cama. Yo gritaba y él me intentaba asfixiar; entonces se sacó la remera que le tapaba la cara y me ahogó con eso”, continuó.

 

“Nunca me pidió plata, ni nada. Sólo me pedía que me callara, que dejara de gritar. Le dije que tenía 4.000 pesos y pensé que se los había llevado, pero después de que se fue me di cuenta de que no se había llevado ni esa plata ni otra que había sobre la mesa”, subrayó, para dejar en claro las motivaciones del atacante.

 

En el medio del forcejeo, mientras él intentaba inmovilizarla con cinta de embalar, se escuchó que el ascensor se detenía en ese piso. “Yo gritaba, entonces se asustó y me dijo que me quedara quieta, que si no me iba a pegar un tiro”. Sin embargo, ella no se calló y él se fue. “Me salvé porque preferí que me mate a que me viole”, sostuvo.

 

Antes de huir

El domingo 18 de diciembre a la madrugada, una chica que estaba en la vereda de su casa de La Calera gritó hacia adentro: “Mami, papi, llamen a la Policía”. Una joven desnuda corría hacia ella pidiendo auxilio.

 

“Me pude escapar. Me tenía encerrada con llave y me quería pegar con un cinto. Hablaba con un amigo más para invitarlo”, le relató a la familia, que no lograba salir de su asombro ante la situación.

 

La secuencia era similar a las anteriores: lo había conocido por Facebook, en su moto la buscó y la llevó a su casa en La Calera. Le dijo que era policía y la amenazó con que iba a matar a su familia.

En medio del abuso, ella fingió un malestar estomacal y le dijo que necesitaba ir al baño. Fue entonces que en un momento de distracción, escapó corriendo.

Aunque la casa del principal sospechoso y la de sus padres fueron allanadas, desde diciembre nada se sabe de él.

A diferencia de otros violadores seriales que atacaban a desconocidos o que intentaban no dejar huellas, en este caso la dinámica criminal sería la opuesta: elige a sus víctimas, intenta seducirlas y, cuando no lo logra, abusa de ellas.

Su perfil en Facebook, su rostro que no ocultó y el número de su teléfono quedan expuestos en cada una de las denuncias. Pero, pese a todo esto, continúa prófugo.

La Voz.