Especialista cuestiona el modo que se emplea para enseñar Matemáticas

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Todavía repercuten en los diferentes ámbitos educativos y en la opinión pública los resultados del Operativo Aprender realizado en octubre de 2016. La evaluación pensada para conocer los logros alcanzados y los desafíos pendientes, mostró la foto más oscura del sistema educativo argentino.
Algunos de los resultados difundidos dan cuenta que alumnos de 5º y 6º año del nivel secundario no comprende un texto básico, mientras que en el área de Matemática quizás esté los más preocupante: el 70,2 por ciento no puede resolver cuentas o problemas matemáticos muy sencillos.

Se intenta dar respuesta a un problema concreto: los jóvenes llegan a la educación superior con déficit en los conocimientos elementales. La enseñanza de la Matemática y otras ciencias duras como la Física y la Química, está siendo objeto de estudio en los ámbitos académicos. Expertos no dudan en calificar a la metodología utilizada hasta el momento como obsoleta y poco estimulante para los estudiantes.

En una visita a la Universidad Nacional del Nordeste el doctor José María Sigarreta Altamira, detalló los obstáculos que impiden a los niños y jóvenes ver a la Matemática como una materia amena y entretenida. Este cubano actualmente radicado en México, donde es profesor titular en la Facultad de Matemática de la Universidad Autónoma de Guerrero, puso el foco del problema, en la mala formación de los docentes para estar al frente de esas materias, y apuesta a la voluntad política de los distintos países para reformular los contenidos curriculares y los procesos de evaluación de los docentes.

Descartó de llano que la enseñanza de la matemática esté en crisis, dijo sí que “hay diferentes obstáculos que interrumpen la visión de la matemática como una ciencia amena, agradable, tranquila y satisfactoria”. ¿Cuáles son esos obstáculos?. “El primero es cultural, y desencadena diferentes opiniones en contra de la matemática y de su enseñanza en particular. Desde que el niño asiste a la escuela, la maestra de primer grado le informa que está frente a una materia complicada. Ese impacto es más que perjudicial, si su referente le está diciendo que la matemática fue difícil para ella, ya es un primer choque natural que el niño tiene”.

Sigarreta Altamira ubicó a otro de los obstáculos en la idiosincrasia, “estudiar matemática tiene muy pocos elementos de desarrollo. La sociedad no valoriza a un matemático, como sí lo hace con un médico, un abogado o contador”.

Especializado en Matemática y en Metodología de la Enseñanza de la Matemática con varios doctorados en su currículum, su investigación se centra en la “formación de conceptos y la resolución de problemas”.
Calificó a la mala formación de los maestros como la causa más grave en la falla del proceso de enseñanza.

“Actualmente los profesores de Matemática transmiten procedimientos y no conceptos. De esa manera el alumno reproduce mecánicamente operaciones, sin entender la esencia y utilidad de un ejercicio. Si lo estructuramos en cantidades proporcionales: un 50 por ciento de la enseñanza tiene como contenido elementos procedimentales; un 40 por ciento de situaciones algorítmicas y técnicas operativas elementales y solo un 10 por ciento a conceptos”.

Quizás como sonando a consuelo no deja de ser lapidario, “este esquema de enseñanza no sólo se da en la Argentina, sino a nivel mundial salvo en países como Singapur, Japón, etc”.

Finalmente Sigarreta Altamira apeló a la voluntad política de los países para realizar cambios profundos en las metodologías de enseñanza y planes de estudios de la Matemática y otras ciencias duras. “Los especialistas en matemática educativa tenemos claro los cambios que se requieren, pero estamos sujetos a políticas gubernamentales y a procesos cuantitativos que creen que las sumas de las pequeñas cosas dan el todo”.