En Argentina, el tratamiento actual recomendado por la Organización Mundial de la Salud para combatir la infección se importaba. Sin embargo, especialistas nacionales lograron desarrollar un comprimido bioequivalente que facilita el acceso y los costos.
En Argentina 126 mil personas son VIH positivo, aunque el 30 por ciento lo desconoce y la tasa mortal registra un promedio de cuatro decesos por día. Por los preocupantes números, la comunidad científica se aboca a la investigación y a la búsqueda de una cura definitiva, hoy algo lejana pero con el aliciente de haber logrado avances increíbles en poco tiempo. De tal modo, van surgiendo terapias capaces de mejorar la calidad de vida y cada vez más accesibles.
El progreso en los tratamientos es muy favorable, y en los últimos diez años los laboratorios consiguieron desarrollar productos que disminuyen la cantidad de píldoras que los afectados deben ingerir por día. Antes se recetaban más de 10 comprimidos para ingerir por día para cubrir las necesidades, luego la cantidad se redujo en promedio a la mitad. Actualmente, se llegó al objetivo de uno por día.
Los esquemas de tratamiento antirretrovirales son ahora más simples y de fácil administración, menos tóxicos y más tolerables a largo plazo. Inciden significativamente sobre el cuadro clínico de los pacientes, disminuyendo la tasa de mortalidad y morbilidad de la infección.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el preferido en primera línea para adultos es el que combina los fármacos Efavirenz, Emtricitabina y Tenofovir D.F., que al estar formulados en un solo comprimido, solo es necesaria una toma por día, lo que aumenta la adherencia al tratamiento y su efectividad. Desde hace años en el país se comercializa una versión original importada.
Para facilitar el acceso, mejorando el valor del medicamento se creó un producto bioequivalente al de referencia. Laboratorios Richmond anunció el lanzamiento de Trivenz, el primer genérico con la asociación de los tres fármacos de industria nacional. La invención colabora en la eficiencia del gasto en medicamentos, tanto público como privado.
Es un comprimido monolítico donde los principios activos están distribuidos de manera uniforme dentro del mismo y aseguran la compatibilidad físico-química y la biodisponibilidad del producto. Esto permite, sin riesgo a separar las capas, una mejor distribución de la dosis en caso de partir el comprimido para facilitar la deglución.
A futuro, para quienes no quieran tomar pastillas, se apunta a dar con tratamientos vía inyectable, con dosis intramusculares una vez por mes. También estudian dispositivos para ser colocados debajo de la piel, de manera que las drogas se puedan liberar al ritmo necesario, sin necesidad de regular el suministro con comprimidos orales.