Una mentira: negociar con los chicos en las aulas

Nacionales

Nadie en su sano juicio puede pensar que es bueno que los niños chaqueños -al igual que en el resto del país- no tengan clases. Pero debe tenerse en cuenta que es la única manera que los docentes tienen de reclamar. Resulta iluso pensar en una negociación con los chicos en las aulas como piden los gobernantes, como también parece hasta estúpido esperar a marzo para negociar sueldos.

*De la Redacción

En rigor de verdad, el paro decretado por la mayoría de los gremios chaqueños -a excepción de Federación Sitech- es de 48 horas y en apoyo al reclamo nacional de los docentes. Sin embargo, era un secreto a voces que los sindicatos tenían en mente no arrancar con las clases, producto de la falta de negociación esgrimida por el gobierno provincial.
Fue un error del ministro Farías no llamar a reuniones a los sindicalistas, que desde el año pasado pedían audiencias, pero nunca tuvieron respuestas.

Un punto clave es que la Legislatura no aprobó el presupuesto 2017 enviado por el ejecutivo en el 2016, algo que tampoco se trató en sesiones extraordinarias y resulta el pretexto perfecto para no hablar de incrementos salariales.
Pero, también vale decirlo, esta no aprobación del presupuesto tiene un tufillo a interna peronista tremenda, adelantando lo que será el 2017 donde difícilmente se vea una legislatura que acompañe al gobernador, más allá del expreso pedido de Peppo en la apertura de las Sesiones Ordinarias de este miércoles.

SECTOR CLAVE
Lo que no deben olvidar el resto de los sectores estatales, es que de los docentes depende casi exclusivamente la negociación salarial. Hace años se estableció que “lo que les den a los docentes se le dará a todo el sector público, administrativo, legislativo y judicial”. Es por eso que todos deben -tristemente- encolumnarse detrás de los gremios docentes y apoyar el reclamo.
Ya no se ve más a judiciales protestando, ni a legislativos y a muchos sectores de la administración pública -salvo algunos puntos sectorizados-
La llama del reclamo parece estar hoy en manos de los movimientos sociales. Sólo los docentes la mantienen viva entre los estatales.