«Pipi» Giménez, el chaqueño que conquistó a los mexicanos

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El diario Clarín realizó una entrevista al hombre nacido en Resistencia y que se crió en el barrio Santa Inés. Con la sencillez que siempre lo caracterizó realizó un repaso de su vida, contó que significa jugar junto a su hijo y realizó una férrea defensa a Lionel Messi.

La entrevista es la siguiente: Christian Giménez es aquel delantero que apareció en la Primera de Boca en tiempos de su adolescencia, en 1998. Y lo es más allá de que el primer día del último febrero cumplió 36 años: Chaco -como le dicen por cuestión de origen desde que se hospedaba en la pensión de Casa Amarilla- mantiene aquella sencillez y aquella humildad que ofrecía en cada diálogo con Carlos Bianchi, el primer entrenador que lo marcó, que lo impulsó. Pasó de todo en su recorrido como futbolista. Hay un par de datos que retratan su éxito: ganó siete títulos continentales (dos Libertadores con Boca, una Sudamericana y cuatro ConcaChampions) y fue convocado por dos seleccionados nacionales, el de Argentina y el de México. Lleva 13 años jugando en el país azteca. Es uno de los extranjeros con más trayectoria y uno de los más respetados. Le cuenta a Clarín el periodista Jaime Luna, desde la Ciudad de México, territorio de magias, maravillas y contrastes. «Es uno de esos jugadores que se agradece que vengan a nuestro país. Siempre deja todo, el corazón entero en la cancha. Se parte el alma por cada equipo en el que juega. Lo demostró incluso en el seleccionado mexicano: sudó más la camiseta que muchos otros nacidos acá. Es un ejemplo para los mexicanos en general. Por eso lo respetan todos. Y por eso también hoy es ídolo sin discusión en Cruz Azul».

-Ya te sentís un mexicano más…

-Y sí, me hacen sentir muy bien acá desde siempre. Soy mitad argentino, bien de Chaco; y mitad de este país tan querible y tan hermoso.

-¿Cómo es vivir en la Ciudad de México?

-Todos la asocian a su tráfico caótico. Y eso es cierto. Pero es una ciudad muy linda. Su gente es maravillosa. Y hay de todo para hacer: en cultura, en deporte, en lugares para comer, para visitar, en educación. Lo tengo decidido: me quedaré a vivir aquí cuando termine mi carrera. Toda la familia está muy contenta acá. Mis hijas Agustina y Sofía, mi hijo Santiago, mi esposa María Bernarda. Todos. Estamos como en casa...

-¿Y cómo se vive allí la llegada de Donald Trump al gobierno en Estados Unidos, ese vecino siempre influyente en la vida mexicana?

-Con mucha preocupación. También con bronca y cierta impotencia por las medidas que adopta y que pretende adoptar. Nadie quiere un muro. Ni acá ni en ningún lado. Y ese ambiente genera incertidumbre.

-Es también una ciudad que late de fútbol…

-Sí, se vive con mucha intensidad. Hay grandes equipos, con hinchadas muy importantes.

-Jugaste en el América, un gigante del continente: ¿cómo es ser local en el Azteca?

-Es impresionante. Sobre todo al principio. Un estadio inmenso, de los más grandes del mundo, repleto. Y siendo argentino con todo lo que significa para nosotros, por Diego, por el Mundial 86, por los goles a Inglaterra.

-¿Te acordás tu primer gol en El Arco de Diego?

La respuesta nace rápido. Lo cuenta como si estuviera sucediendo ahora. O hace cinco minutos: «Sí, fue contra el Atlas, de cabeza. El centro me lo tiró mi amigo Cuauthemoc Blanco».

Tras jugar en Unión y en Independiente, su primera escala en México fue en el Veracruz: «Guardo un gran recuerdo de aquel equipo. Llegamos para evitar el descenso e hicimos una gran campaña; llegamos a ser superlíderes». Después llegaron los días del América, con éxito colectivo, pero con falta de continuidad individual.

-Después, llegó el pase a Pachuca, ese club y esa ciudad que te recuerdan con enorme afecto. ¿Cómo fue aquella etapa?

-Fue algo extraordinario. Sentí que tocaba el cielo con las manos. Fue un quiebre en mi carrera. Salimos campeones de todo, incluidas dos ConcaChampions y hasta la Sudamericana contra un Colo Colo en el que se destacaban, por ejemplo, Arturo Vidal y Alexis Sánchez.

LA SELECCION NACIONAL

-En aquel momento, ya en 2009, te convoca Maradona para la Selección.

-Sí, fue algo increíble. De lo mejor que me pasó en mi carrera. No lo podía creer.

-¿Cómo fue?

-Yo había escuchado rumores. Pero nada confirmado. Y un día, cuando ya me había ido a dormir, me suena el teléfono. Por primera y única vez lo había dejado encendido de noche. Del otro lado, una voz ronca me saluda. Era Diego. Me preguntó si quería jugar en la Selección. Que quería que estuviera en el partido en Quito, porque yo estaba acostumbrado. Y le dije que iba caminando o nadando, pero que iba seguro… Imaginate, para mí Diego era y es palabra santa. Me emocioné mucho. Lloramos con mi señora y cuando le conté a mi mamá.

-Después no jugaste…

-No, pero viví una experiencia inolvidable. Me tocó en la habitación con el mejor futbolista del mundo: con Messi. Y yo ya en esa época me derretía por Messi. Un fenómeno.

-¿Y con qué Messi te encontraste afuera de la cancha?

Con un tipo muy agradable. Me recibió de la mejor manera. Yo pensaba que ni me conocía. Pero lo admiraba tanto que no me podía soltar, no podía ser yo.

-¿Recordás alguna anécdota?

-Sí, una en particular que demuestra quién es él: cuando terminó el partido en Ecuador, en el que no pude estar ni en el banco por una molestia muscular, me trajo su camiseta autografiada. Y me dijo: «Tomá, es para tu hijo». Por eso, yo mato por Messi cuando lo critican. No se merece ese trato que le dan algunos. Son muy injustos e ingratos con las críticas que a veces escucho. Por suerte, la mayoría de la gente lo quiere muchísimo. En todos lados…

-¿En México?

-También. Una vez vino a jugar un partido a beneficio y me invitó. Vi de cerca la adoración de la gente por él.

-¿Cómo ves el fútbol argentino a la distancia?

-Muy triste por la desorganización en la AFA. Desde el 38 a 38 en adelante. Fue todo muy desprolijo. Sin rumbo. Esperemos que ahora se enderece un poco. Pero lo veo difícil: se fue el único que podía hacer bien las cosas…

-¿Quién?

-Tinelli. Lo demostró en su club. Y creo que era el más capacitado para mejorar la situación de la AFA.

-¿Y la Selección?

-Es una consecuencia de todo ese desorden… Incluso lo que pasó con Bauza.

-¿Cómo lo ves a Sampaoli?

-Bien. Esperemos que pueda encontrarle la vuelta al equipo en las cuatro fechas que quedan…

¿Te imaginás un Mundial sin la Argentina y sin Messi?

-No, imposible. Y ojalá que no me equivoque…

-¿Y cómo vivís tu largo ciclo en Cruz Azul?

-Con muchas ganas, mucho orgullo de estar en este club. Y también con dolor compartido con la gente porque no podemos ganar la Liga de México. Ya son 20 años. Por suerte en 2013 tuvimos una alegría en la Copa México. La gente acá es muy generosa. Me hacen sentir a gusto.

-Y te diste un lujo de casi nadie: compartir el equipo con tu hijo Santiago…

-Sí, fue algo brillante. Un momento extraordinario. Santiago tiene futuro: juega muy bien, es un nueve grandote, mide 1,86.

-Le tenés fe…

-Mucha.