Un pequeño de siete años, que concurre a la UEP N° 6 «Arístides Omar Ginesta» de Barranqueras, se encuentra internado, con pronóstico reservado, debido a que contrajo meningitis.
El pequeño se encuentra internado en el sanatorio Femechaco con estado reservado, pero con la fe intacta de sus familiares que bregan por la recuperación del pequeño.
¿QUE ES LA MENINGITIS?
De acuerdo a especialistas, la meningitis viral es habitualmente reversible y no suele dejar secuelas ni poner en riesgo la vida, mientras que la bacteriana es más severa y riesgosa.
Los principales síntomas son dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos, dolor de garganta o rinitis, intolerancia anormal a la luz, dolor de cuello y rigidez de nuca y, en casos más graves, convulsiones, confusión o delirio e inconciencia.
Otros síntomas frecuentes en lactantes y bebés de hasta un año son las manos y pies fríos, la falta de apetito, dificultad para comer y dolor en las piernas, llanto inusual con quejidos y rechazo a ser alzados en brazos.
Un indicador de la gravedad del cuadro es la llamada «prueba del vaso» en los casos en que aparecen manchas rojas o «petequias», que consiste en presionar un vaso transparente sobre las manchas: si no desaparecen frente a la presión, la búsqueda de ayuda médica debe ser inmediata.
La meningitis por meningococo se transmite de persona a persona a través de «gotitas respiratorias». Los modos más comunes de contagio son los besos, estornudos, la tos o el convivir con mucha gente en lugares pequeños.
«Todos podemos ser portadores de meningococo en nuestra nasofaringe (nariz y garganta)», ya que «hasta dos de cada diez personas conviven con la bacteria pasivamente sin que se genere enfermedad», portadores que en su mayoría «tienen entre 15 y 25 años» de edad, explicó Marco Safadi, experto mundial en enfermedad meningocócica.
Con respecto a las secuelas de la enfermedad, Safadi precisó que «hasta un 20% de los sobrevivientes desarrollan incapacidades permanentes como sordera, déficit neurológico o amputación de miembros».
La OMS estima que anualmente se producen 500.000 casos en el mundo y al menos 50.000 son fatales, aunque la mortalidad puede alcanzar el 50% en casos de meningococemia y causar daños cerebrales a quienes sobreviven.
Aun cuando se diagnostica tempranamente y recibe tratamiento adecuado hasta el 10% de los pacientes muere, generalmente después de las primeras 24 a 48 horas de la aparición de los síntomas.