«Nacho» Maeder, un ejemplo de superación

Sociedad

El chaqueño sufrió en septiembre de 2016 una seria lesión mientras disputada un partido de rugby con su equipo Duendes de Rosario, que complicó seriamente su salud. Hoy le da pelea y se aferra a la vida. Infobae realizó una brillante entrevista a «Nacho» y su familia, que es digna de difundir.

La entrevista de Infobae, bajo la pluma de Loana Viera, se detalla a continuación:

 

Era el sábado 3 de septiembre de 2016. Los diarios nacionales daban cuenta de una multitudinaria marcha sindical que había hecho colapsar el microcentro porteño, se anunciaba que desde principios de 2017 los supermercados ya no darían bolsas de plástico a modo de cuidado del medio ambiente y que las prepagas aumentaban por cuarta vez en el año mientras Edgardo Bauza confirmaba que Lionel Messi no jugaría ante Venezuela por las Eliminatorias, a causa de una lesión. En el mundo destacaba el fracaso de Rajoy en España, los fieles aún lloraban la muerte de Juan Gabriel, Le Pen proclamaba un referéndum para salir de la UE si ganaba en 2017, Merkel abría la frontera a miles de refugiados y, entre otras cosas, Obama y Xi Jingping mantenían una reunión bilateral para tratar temas espinosos entre los Estados Unidos y China. Ese día, también, ocurría en Rosario el accidente de Ignacio Maeder, segunda línea de Duendes Rugby Club, quien sufrió el derrumbe de un scrum sobre su cuerpo mientras disputaba un partido ante el Club de Rugby Ateneo Inmaculada de Santa Fe (CRAI) por el torneo de Pre Reserval del Litoral, acción que le provocaría una cuadriplejia.

«Me acuerdo de las caras de la gente que venían a auxiliarme», dijo Ignacio a Infobae en su habitación de la clínica CIAREC de Villa Urquiza donde se encuentra internado. «Sentí como que los sonidos se apagaron y mucha tranquilidad porque no sentía nada en mi cuerpo y si bien sabía que me había pasado algo bastante jodido, supe que me tenía que dejar llevar por las manos de los médicos. Tengo que admitir que me llené de dudas y de miedo también», agregó.

Apenas sufrió la lesión Nacho hizo un paro cardiorrespiratorio en el campo de juego. Debió recibir reanimación cardiopulmonar y allí mismo fue intubado y trasladado al Sanatorio Parque de Rosario, donde por la noche recibió su primera intervención quirúrgica y su estado era reservado.

Esa misma tarde sonó el teléfono de la casa de los Maeder en Resistencia, Chaco. Desde Rosario Augusto, gemelo de Ignacio, le contó a Miguel algo de lo que había ocurrido antes de comunicarlo con los médicos. El jefe de familia les preguntó si era necesario que viajase. La respuesta lo desarmó: «Sí, y cuanto antes». Cortó, subió las escaleras, habló con Beatriz Cáceres, su mujer, intentó explicar lo ocurrido, armaron juntos un bolso y se marcharon a Rosario. En casa había quedado Joaquín, el más chico de los hijos, quien no quiso subir al auto.

La familia Maeder: Miguel y Betariz inician a la derecha de la imagen, detrás los hermanos Ignacio (rojo), Joaquín (medio) y Augusto , adelante las hermanas María Eugenia y María Andrea
La familia Maeder: Miguel y Betariz inician a la derecha de la imagen, detrás los hermanos Ignacio (rojo), Joaquín (medio) y Augusto , adelante las hermanas María Eugenia y María Andrea
Llegaron a Rosario a la medianoche tras haber salido desde Chaco a las 16:45. «Fue un viaje terrorífico, encima se desató una tormenta feroz poco después de salir», recordó Miguel en diálogo con Infobae. En la clínica se encontraron con Augusto, María Andrea y María Eugenia, las hermanas de Nacho que vivían en Buenos Aires y hasta allí habían llegado luego de lo ocurrido.

Desde ese 3 de septiembre de 2016, hace 267 días, Nacho libra una batalla colosal por su vida. «Yo tenía todo, no me podía quejar, estaba cursando una carrera que me gustaba (ndr: Ingeniería), no me faltaba nada, vivía en mi departamento con mi hermano, tenía varios grupos de amigos y bueno, más que nada me gustaba jugar al rugby», lanza casi como disculpándose por eso

Sonríe Ignacio. Habla claro, lúcido, con elevado vocabulario y una capacidad de expresión notable de sus ideas, pensamientos y reflexiones. Empezó a jugar a los seis años, se probó también en básquet pero se quedó con la ovalada. «Es lo que amaba», sostiene.

No está enojado. Durante mucho tiempo se preguntó por qué o por quién. «Mucho tiempo busqué echar culpas. A mis jugadores, a mis compañeros o al otro equipo o a mis entrenadores o a mí mismo pero fue un accidente lamentable y no hay que echarle la culpa a nadie», dice.

Al momento de la lesión Nacho tenía 23 años. Menos de dos meses después, el 24 de octubre, cumplió sus 24. Su mamá y su papá se reparten a diario para acompañarlo. A la mañana Miguel, a la tarde Beatríz. Hubo desde entonces enormes cadenas de oración por su recuperación, en todas partes del país. Personalidades del rugby como Agustín Pichot, Dan Carter, representantes de Los Pumas y de una importante cantidad de clubes motorizaron una campaña para pedir por él. Ante todo, sin embargo, su familia.

«Recibí mucho apoyo de parte de mi club, la verdad que el ambiente del rugby te acompaña muchísimo, es como mi segunda familia. Y de mucha gente, algunos que no conozco que por ahí me llenan el Facebook de mensajes dándome apoyo, gente que dice que reza por mí y estoy muy agradecido», destaca y apunta: «Pero mi papá, mi mamá y mis hermanos son mi bastón en esta situación. Son los que me levantan el ánimo asique cada día trato de que sea diferente al anterior y trato de ponerle la mejor onda».

Cuando Ignacio fue trasladado a Buenos Aires, a fin de 2016, estaba intubado por boca y nariz ya que su diafragma no funcionaba. Necesitaba permanentemente del respirador convencional. Durante sus primeros días en el CIAREC, ocurrió lo impensado: el músculo comenzó a trabajar. «Me hicieron hacer ejercicios y empezó a funcionar, ese creo que fue el gran paso. Antes tenía puesto el respirador que es una máquina grande pero lo que tengo puesto ahora es un bipap, que es un ventiladorcito que me oxigena. El siguiente es poder sacarme esto», relata en forma de deseo.

Y habla de cuán compleja son algunas lecciones. «Por ahí cuesta ver las buenas cosas de la vida cuando uno no tiene con qué comparar. Yo sería muy feliz si pudiera salir, aunque tuviera muy poco. Así y todo soy feliz, imaginate si pudiera respirar por mí mismo…»

Los médicos detectaron que la médula de Ignacio Maeder no está seccionada y que la duramadre, membrana que la recubre, no se dañó. No implica esto, sin embargo, que el cuadro sea alentador. «El médico en general por ahí te tira las expectativas bajas en forma tal de que si sale todo bien no hay ningún problema y si sale mal te dicen ‘yo te advertí’. Entonces por ahí son medio pesimistas pero yo si bien estoy en una situación complicada no hay por qué decir que hay cosas que son imposibles», remarca.

Nacho pasa sus días con una rutina completa que se inicia con pruebas de respiración para hacer trabajar su diafragma y fortalecer sus músculos intercostales, desayuna, su papá le lee un libro o mira la TV (ndr: sigue las alternativas de Jaguares y del Nacional de Clubes aunque el contacto con el exterior, por recomendación, es mínimo), estudia alemán, almuerza y, si el día lo permite, da un paseo por la terraza con el acompañamientos de los médicos y/o sus familiares, luego el gimnasio y posteriormente duerme la siesta. Dos días a la semana es visitado por sus psicólogos, y tiene tiempo también para el esparcimiento en el que es visitado por su gente, la que no deja de pensarlo.

Reconoció que el impacto de lo ocurrido lo hizo volverse más solidario y, efectivamente, Nacho llevó adelante pocos días después de su accidente una campaña para ayudar a un comedor de Villa Gobernador Gálvez. «Hace tiempo que veo una realidad incómoda. Muchas personas no tienen hogar ni para comer. Mi condición no va a impedirme acercarme a ellos. Pero necesito tu ayuda: que comer, descansar y tener un mejor futuro no sea un privilegio para pocos», fue el mensaje que el propio chaqueño escribió para iniciar el llamado de ayuda para el comedor La Roca Firme.

Es hincha de Rosario Central pero no comulga demasiado con el fútbol. «En general no me gusta tanto porque me parece un juego medio deshonesto, no le tiene tanto respeto al árbitro, se maneja mucho por plata. En cambo el rugby es bien amateur, no se le cuestiona al árbitro, tiene códigos que el fútbol no tiene, hay mucha más camaradería, me gusta más por eso», recalcó e interrumpió para aclarar que el 3 de junio estará firme junto a la pantalla «para ver la final de la Champions» que Real Madrid y Juventus jugarán en Cardiff, partido en el que simpatizará por los italianos «porque tiene al Pipa».

Le gusta mucho la música. «Desde Sinatra, pasando por el Rock Nacional y –confiesa- a veces un poco de reggaetón». Ignacio tiene un software que lee los movimientos de la cara y a través de esa mecánica usa su computadora. «Lo que sí, me lleva mucho tiempo escribir por eso tampoco me gusta tanto chatear y todo eso porque estoy tres horas para escribir una frase y por ahí me cansa el cuello», describió.

Hoy un diario nacional asegura que las últimas pericias del caso Nisman demostrarían que fue un crimen, destacan el regreso a la pantalla de Marcelo Tinelli, anuncian que habrá pruebas de argentino implicados en una denuncia por corrupción en Brasil y destacan el empate de Boca ante Huracán que podría costarle el campeonato. Afuera las noticias son la consagración del Barcelona de Messi en la Copa del Rey, una España movilizada por el pedido de Independencia de Catalunya, la nueva era de Francia, de la ocupación de israelíes en Estados Unidos y las andanzas de Donald Trump.

En un lugar del mundo, en tanto, Nacho permanece con el sueño de hace 267 días. Recuperar algo de todo aquello que lo hizo quien es. La lucha es segundo a segundo. Y si algo no le falta, es fuerza para creerlo.

En efecto, en el planeta del principito, como en todos los planetas, había hierbas buenas y malas. Como resultado de buenas semillas de buenas hierbas y de malas semillas de malas hierbas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse… (El Principito. Antoine de Saint-Exupéry)

 

Link de la nota:  http://www.infobae.com/deportes-2/2017/05/28/la-lucha-de-ignacio-maeder/