En la primera entrevista que dio tras el escándalo, el presidente de Brasil se defendió de las acusaciones.
«Si quieren, me tendrán que derrumbar». Así desafió Michel Temer a sus adversarios en el mano a mano que sostuvo que el diario Folha de S. Paulo. En medio del escándalo de corrupción que lo señala como partícipe de los sobornos, el presidente de Brasil insiste en que él no tiene nada que ver con la trama de Lava Jato.
La semana pasada, un audio publicado por los medios brasileños mostraba una conversación entre el mandatario y el dueño del frigorífico más grande del país, Joesley Batista, en la que se sospecha Temer pide al empresario que mantenga el pago de sobornos a un testigo clave que podría implicarlo en la causa.
Al respecto, el presidente aseveró que Batista «induce la conversación», intenta manejarla y forza una declaración sobre Eduardo Cunha, juez encarcelado por el escándalo de corrupción y uno de los impulsores del impeachment a Dilma Rousseff . Justamente a Temer lo acusan de pagar dinero a Cunha para conseguir su silencio.
«Lo único que le dije es que había mantenido una buena relación con él», asegura el presidente de Brasil durante la crisis más fuerte de su gobierno. Asimismo, el mandatario indicó en su defensa que Cunha «emitió una carta en la que dice que jamás le pidió dinero a Joesley y mucho menos a mí».
Temer también dijo que suele mantener audiencia que no están en su agenda, para justifica por qué ese día atendió a Batista pese que no había registro, e insistió en que no sabía que era investigado cuando fue a verlo.
Al ser consultado sobre su reacción respecto de la denuncia que le hizo el empresario, el mandatario indicó: «Yo oigo a mucha gente y mucha gente me dice las mayores tonterías que no tomo en cuenta. El objetivo central de la conversación no era ese. Él fue llevando la conversación a ese punto, mis respuestas eran monosilábicas».
Sobre cómo fue que un empresario entró a su casa con un grabador escondido, Temer se mostró preocupado y dejó entrever que tendrá que tener más cuidado: «Sólo tenía un detector de metales». También repitió su teoría de que todo fue un acto montado: «Batista tuvo un entrenamiento de 15 días para saber cómo para grabar, hacer la delación y cómo encaminar la conversación».
Por último, al ser preguntado por una de sus respuestas a Batista, cuando le dice que puede hablar de «todo» con su asesor Rodrigo Rocha Loures, Temer dijo que lo que quiso decir fue «todo lo administrativo». «Yo sé la insinuación que hicieron. Por supuesto que no es eso. Sería una imbecilidad de mi parte».