Era empleada bancaria en la población alicantina de Almoradí, pero durante 25 años llevó un nivel de vida muy por encima de sus posibilidades: una buena casa, un coche de alta gama y viajes a destinos caros y exóticos alrededor del mundo junto con su pareja de los que alardeaba, sin reparo alguno, en las redes sociales. Acaba de ser detenida por la Guardia Civil, que ha dado con el origen de su dinero: se lo robaba presuntamente a un cliente ruso de 80 años.
La Guardia Civil considera que la detenida, española de 51 años, se apropió de 1,5 millones de dólares (unos 1,28 millones de euros) de la cuenta de un ciudadano ruso de 80 años, por lo que es presunta autora de un delito continuado de estafa bancaria y un delito continuado de falsedad documental.
La investigación se inició hace un mes, cuando el propio ciudadano ruso de 80 años denunció ante la Guardia Civil de Almoradí que sospechaba que una trabajadora de su entidad bancaria —no se ha hecho público el nombre del banco— le había sustraído un millón y medio de dólares, moneda con la que habitualmente realizaba las transacciones, a lo largo de los 25 años que había sido cliente de esa entidad.
Esta denuncia llamó la atención de los agentes, tanto por la cantidad de dinero como por los años que decía que le habían estado estafando. El área de investigación de Almoradí inició la búsqueda de indicios y concluyó que lo que este octogenario decía era totalmente cierto.
Según fuentes policiales, en 1992 este hombre llegó a Rojales, a ocho kilómetros de Almoradí, abrió en esta última localidad una cuenta bancaria y entabló una relación de confianza con la gestora comercial, con la que tenía un trato personalizado. Confiado de su profesionalidad, apenas miraba su cuenta.
El pasado junio, pidió un extracto detallado porque quería pasar el dinero a otra entidad y se encontró con que le faltaba un millón y medio de dólares. Durante la investigación, los agentes estudiaron los movimientos de las tarjetas, retiradas de efectivo y traspasos, y comprobaron que la mayoría coincidían con estancias en Rusia del titular de la cuenta, por lo que estas transacciones nunca fueron autorizados por él.
Cada vez que este ciudadano ruso iba a su país, su cuenta bancaria menguaba, aunque cuando regresaba y solicitaba un extracto bancario todo era «normal», ya que la gestora le aportaba documentos no oficiales, falsificados por ella misma, para hacerle creer que su cuenta tenía el saldo que él esperaba y ocultar así las irregularidades.
Mientras tanto, esta mujer, aprovechando que tenía acceso a los datos personales y bancarios de su cliente, sacaba efectivo de la cuenta y se lucraba del dinero conseguido «viviendo a todo tren, a un ritmo de vida muy por encima de sus posibilidades, con todas las comodidades posibles: una buena casa, un buen coche y disfrutando de innumerables viajes alrededor del mundo, de los que no dudaba en alardear en las redes sociales», detalla la causa.
La Guardia Civil de Almoradí ha detenido a la mujer, que ha quedado en libertad con cargos tras su declaración judicial