La Cámara de Comercio de Resistencia desde hace tiempo viene advirtiendo que la presión fiscal existente en nuestro país hace, en ocasiones, insostenible la actividad comercial. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) elaboró un informe con datos específicos.
En promedio, los pequeños y medianos empresarios destinan el 42 % de sus ventas a pagar impuestos. Así surge de un relevamiento realizado por CAME entre 250 industriales de diferentes sectores económicos. Sobre esos valores, los empresarios tanto los industriales entrevistados como otros 150 relevados del sector comercio, estiman que la incidencia final promedio de los impuestos sobre el precio definitivo de venta del producto es del 38 %. Hay sectores sin embargo, donde la influencia supera al 50 %.
Las cifras que revelan los propietarios de Pymes son bastante coincidentes con los análisis más meticulosos que se hacen al desagregar los valores de cada producto. Por ejemplo, un ejercicio realizado para el sector de línea blanca, revela que sólo en la etapa de producción, hasta que el artículo sale de la fábrica, casi 30 % del importe lo conforman los impuestos. A eso hay que sumarle los tributos de la etapa de distribución y comercialización final.
El presidente de CAME, Fabián Tarrío al difundir las cifras, explicó que esto ocurre por la combinación de tres factores:
1-Un sector informal muy grande y en crecimiento. Se estima que entre 35 % y 40 % de la economía hoy se mueve en el incumplimiento, que en impuestos como ganancias la evasión ronda el 50 % o en impuesto al trabajo supera el 30 %.
2-Necesidades fiscales crecientes de provincias, municipios y del mismo gobierno nacional, que fue llevando a la suba de alícuotas y el agregado de nuevos aranceles.
3-Un sistema tributario que fue siendo emparchado año tras año según las visiones particulares de los gobiernos que se sucedieron en el país, sin sentarse a planificar los primordiales principios y fundamentos de lo que se grava.