Rocío Gercovich, una joven porteña, cenó con sus amigas tiempo atrás y al salir tomó un Uber . Durante el recorrido se asustó porque el chofer no respetaba las indicaciones de la aplicación y cuando ella le hablaba él no respondía.
Ante la falta de respuestas y la trayectoria extraña que trazó el conductor Rocío sintió miedo, le pidió que se detenga, él la miró pero no le hizo caso. Luego ella abrió la puerta con el auto en movimiento, el chofer la ignoró, ella sintió miedo y decidió arrojarse.
«Noté algo raro en el chofer, me preguntaba cosas, le respondía y me asentía con la cabeza como que me entendía. Él tenía que doblar en una calle, me dijo que sí, pero cuando pasamos esa calle no dobló, aceleró y miraba para el frente. Le toqué el hombro, me miró, siguió, entonces abrí la puerta, saqué un pie, pero me ignoró y decidí tirarme», contó Gercovich.
Por arrojarse Rocío sufrió fractura de cráneo y fue hospitalizada, una vez internada recibió un mensaje del conductor en el que decía que no le entendió porque es sordo y le preguntaba por qué se había bajado. Sin embargo, ella no le cree e inició acciones legales contra Uber y el chofer.
La Nación.
