Archivo nazi: Lo que Benjamín Netanyahu se llevó de Argentina

Sociedad

(*)Por Mario Vidal: Lo que Netanyahu se llevó

El presidente Mauricio Macri le entregó a su colega israelí una caja azul con cinco discos que contienen 140 mil imágenes digitalizadas sobre el nazismo, que la cancillería argentina había producido entre los años 1939 a 1955.

Lo que el premier Benjamín Netanyahu se llevó fue algo así como un recuerdo de los tiempos en que Argentina era “el país no europeo más amigo de Alemania”.

De la época en que, según el escritor Ernesto Sábato, “Perón recibía alborozado a los jerarcas nazis que huían como ratas disfrazadas hacia nuestras playas”.

Netanyahu no se llevó ningún secreto. Hace tiempo que este tema dejó de ser secreto.

Más concretamente desde que Menem, el 3 de febrero de 1992, puso fin al secreto de los archivos oficiales que registraron el ingreso de criminales de guerra nazis.

“Esta es una deuda que se le paga a la humanidad”, dijo, al anunciar su decreto, el entonces presidente.
Dos días después, la Secretaría de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior depositó en el Archivo General de la Nación las primeras cinco documentaciones.

Eran los expedientes de los criminales de guerra Joseph Mengele, Martin Bormann, Walter Kutschanan, Eduardo Roschman y Joseph Franz Schwanberger.

En 1999, la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (CEANA), integrada por investigadores argentinos y norteamericanos, reveló que “180 criminales de guerra obtuvieron refugio en la Argentina”.

Menem, a su vez, afirmó que “se permitió la entrada de criminales nazis, mientras no se facilitó el ingreso a judíos que buscaban refugio”, y pidió perdón “en nombre de mi país”.

Efectivamente, en un momento dado era fácil la entrada a la Argentina de criminales nazis. La migración era abierta, y era administrada por el propio gobierno.

Perón reconoció que así fue. Lo hizo en entrevistas concedidas a los periodistas Tomás Eloy Martínez, Torcuato Luca de Tena, Luís Calvo y Esteban Peicovich.

Pero dijo que lo hizo “por un sentido de humanidad” y porque “eran alemanes útiles para la República”.

El Vaticano, implicado

En 1947, el fiscal de los Estados Unidos en Roma, Vincent Lavista, alertó al secretario de Estado norteamericano Robert Marshall, a través de un memorándum, que “el Vaticano está implicado en el movimiento ilegal de nazis”. Ese informe, desclasificado, fue publicado en 1982.

Consignaba que para facilitar la fuga de nazis a la Argentina, el papa Pío XII había creado una entidad denominada Misión Pontificia de Asistencia al Refugiado.

La misma trabajaba coordinadamente con la Comisión de Funcionarios Argentinos “Santiago Peralta” y la agencia de viajes Vianord, cuyos propietarios eran Juan Duarte, hermano de Eva Duarte, y el ex SS Rudolf Hönter.
Por su parte, Perón creó la Sociedad Argentina de Recepción de Europeos (SARE), que asesoraba a la Dirección de Migraciones en temas vinculados a refugiados nazis.

También creó, en diciembre de 1946, la Delegación Argentina de Inmigración en Europa, con sede en Roma, y sentó allí al sacerdote José Clemente Silva.

Otro organismo que Perón creó fue la Dirección de Informaciones de la Presidencia de la Nación. Puso en frente de la misma a Rodolfo Freude, hijo del empresario alemán Ludwig Freude, aportante de la campaña electoral de 1946.
La función de esa Dirección de Informaciones era reclutar “alemanes útiles para el país”.

Los pasaportes eran dados por la Cruz Roja Internacional, y los viajes se hacían mayormente en barcos de Dodero, socio de Juan Duarte en la agencia Vianord.

Una vez adentro, todos esos indeseables se esfumaban en la inmensidad del territorio argentino.

“¡Viva Argentina y Alemania!”

Presionado por la embajada estadounidense, el 15 de noviembre de 1946 Perón firmó el decreto 14.840 ordenando la detención y expulsión de ex espías del Eje.

Desde el 15 de abril de 1947 hasta el 15 de septiembre del mismo año, fueron interrogados por comisiones investigadoras aliadas acantonadas en Berlín.

Los deportados, especialmente uno llamado Hans Harnisch, aportaron fuertes evidencias de la conexión que había habido entre la logia militar GOU y el SD de Himmler.

Esas revelaciones fueron publicadas por el diario La Prensa, los días 6 y 7 de febrero de 1948.
Uno de esos alemanes “útiles al país” fue Erich Priebke, el ex capitán de las SS que asesinó a centenares de civiles en las Fosas Ardeatinas de Roma, y que entró al país en 1948 con el nombre falso Otto Pappe. Lo descubrieron recién 50 años después.

También Adolf Eichmann, quien entró como Ricardo Klement, y pasaporte facilitado por la Cruz Roja.
Lo protegía el testaferro de Perón, Jorge Antonio, quien lo instaló en su empresa, Mercedes Benz.
Secuestrado por agentes israelíes, lo ejecutaron en 1962. “¡Viva Alemania!. ¡Viva Argentina!”, fueron sus últimas palabras.