¿Qué es el síndrome de Asperger?

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«Son personas con una inteligencia de normal a alta, que buscan la aceptación social pero no saben cómo hacerlo», señaló un especialista. Cuál es la mejor manera de integrar a un niño con este síndrome en el ambiente académico.

La polémica la desató la separación de un niño de cuarto grado con síndrome de Asperger de su aula y las repercusiones poco solidarias –y hasta repudiables– de las madres de sus compañeritos en un grupo de WhatsApp al enterarse de la noticia.

Ocurrió en el Instituto San Antonio, en Merlo. Las mamás de sus compañeros de aula venían pidiendo que lo expulsaran y terminaron festejando que lo cambiaran de clase dentro del grupo de chat, según denunció su tía Rosaura Gómez a través de Facebook.

Lo cierto es que se trata de un niño. Y de un niño que tiene un trastorno del espectro autista llamado síndrome de Asperger, en el que precisamente el área social es su «punto débil».

Irónico es que en el ambiente académico sea usual referirse a la empatía cero positiva que tienen estos niños, lo que se traduce en una baja empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro).

Bien podría decirse que la falta de empatía en este caso no surgió precisamente de quien dicen los manuales de psiquiatría infantil, rama de la medicina que aborda este tipo de trastornos.

Pero ¿qué es el síndrome de Asperger? «Se trata de una condición del neurodesarrollo, de un trastorno neurobiológico enmarcado dentro de los trastornos del espectro autista, que afecta las áreas del desarrollo personal», explicó el médico neurólogo Alejandro Andersson (MN 65.836).

Para el director del Instituto de Neurología Buenos Aires (Inba), «se trata de pacientes que desean la aceptación social, pero no saben cómo lograrla porque les ‘falla’ la inteligencia emocional, la capacidad de entender lo que le pasa al otro, por eso generalmente les sucede lo opuesto y eso les genera angustia y estrés».

Tras describirlos como personas «incapaces de intervenir en interacciones sociales», que «tienen conversaciones unilaterales y suelen centrarse en un tema de interés limitado», el especialista agregó que «les cuesta interactuar, entender los códigos» y es por eso que «muchas veces al entorno le puede resultar extraño y las rechazan».

Y aunque destacó que se trata de «niños muy inteligentes, con un muy buen lenguaje y que no suelen tener problemas de aprendizaje», el especialista reconoció que «siempre el diferente tiene más posibilidades de ser discriminado».

En ese sentido, desde la Asociación Asperger Argentina mencionaron entre las características de este síndrome –teniendo mucho cuidado en no desatender que cada persona es única y particular– que existen rasgos que pueden considerarse altamente positivos y otros en los que suelen presentar dificultades. «En el primer grupo encontramos las capacidades relacionadas con la inteligencia dura, racional, unívoca, híper-lógica; en el segundo, aquellas vinculadas a la inteligencia blanda, emocional, con pluralidad de significados, que cobran mucha importancia a la hora de relacionarse e insertarse en todo tipo de entornos sociales –detallaron–. Algunos aspectos distintivos del primer grupo son la memoria (en muchos casos verdaderamente prodigiosa), el apego al detalle (capturando datos inasibles para otros observadores), la facilidad para la matemática, la tecnología, el pensamiento lógico, la estructuración, la focalización en un interés dominante, la concentración y perseverancia en ese interés».

En el segundo grupo destacaron que «los puntos débiles vinculados a lo social son los inconvenientes para percibir los aspectos no verbales del lenguaje, especialmente el lenguaje corporal y gestual, los códigos implícitos en la comunicación, la relación con el contexto, los cambios simultáneos y vertiginosos de las situaciones sociales, la tolerancia a la frustración, el aplazamiento y la espera. Suelen ser literales y presentan limitaciones para interpretar chistes y metáforas. Esta dificultad social viene acompañada de mucha ansiedad y a veces también de depresión».

Consultado sobre la decisión del colegio de cambiar al niño de grado en respuesta a una demanda de los padres de los compañeritos, Andersson consideró que «sin conocer detalles del caso particular, a priori puede decirse que separarlo de su grupo de pertenencia siempre es algo que se debe evitar».

«Si un niño de estas características es discriminado, seguramente estará peor que antes porque tendrá que remontar la discriminación y formar una nueva red de contención», agregó.

Y destacó que los establecimientos a los que concurren niños de estas características «deberían contar con el asesoramiento de un psiquiatra infantil, que es el especialista que aborda estos casos, y en conjunto con psicólogos y psicopedagogos conformar un equipo que informe a los padres de sus pares la situación».

Así es que –según Andersson–, el tratamiento que reciben estos niños es interdisciplinario y «apunta a mejorar su comunicación social para modificar la manera de relacionarse».

Desde la Asociación Asperger Argentina se esforzaron por aclarar que «aunque se desconoce su causa, hay fuerte consenso en la comunidad científica en señalar que es de orden neurobiológico. De la misma manera, hay una aceptación universal acerca de que el mismo no se produce por problemas afectivos ni por el tipo de educación recibida. Tiene una mayor incidencia en varones que en mujeres y en estas se manifiesta de una manera más sutil y encubierta».

«En una sociedad con una marcada inclinación a homogeneizar y a medir a los semejantes con los parámetros dominantes, no es de extrañar que las personas con síndrome de Asperger sean consideradas raras o con conductas desadaptadas, ya que presentan una manera distinta de pensar y relacionarse, y en muchos casos, esto puede llegar a provocar inquietud. Sin embargo, sus acciones nunca persiguen una finalidad perturbadora; muy por el contrario, como todos, necesitan ser respetados en su singularidad, aceptados y amados», insistieron desde la entidad.

 

Esas características llevan a que en la actualidad, en los países desarrollados y altamente competitivos, ciertas empresas generalmente tecnológicas busquen perfiles compatibles con las personas con síndrome de Asperger, por su facilidad para el pensamiento lógico, su alta concentración, y porque no requieren equipos para cumplir con su trabajo. Son convocados, además, porque encuentran conexiones ocultas, son muy perseverantes y se manejan con autonomía. Y si bien la competitividad y la presión desmedida no se encuentran entre sus fortalezas, son muy exigentes con la tarea que se les encomienda.